Las vacunas

Viernes, 15 Enero 2021 21:06

Octavio Ramilo, médico e investigador, reconoce que nadie suponía que las vacunas fuesen a protegernos a un nivel superior al 90%, es decir que su fiabilidad fuese tan alta, y esto ha sorprendido incluso a los virólogos, que esperaban una vacuna como agua de mayo, aunque nunca pensaran que podía encontrarse de una forma tan rápida y tan segura; pero en esta vacuna contra la COVID-19 se han invertido muchos recursos, tanto en el plano económico, material y técnico como en el personal, y eso ha hecho que otro tipo de vacuna, que tardaría años en descubrirse, en este caso se haya descubierto en un tiempo récord, porque es tanta la población contagiada, y se ha extendido de tal manera, que urgía una respuesta rápida por parte de la comunidad científica. A los escépticos supongo que esto sigue sin decirles nada, pero al resto de los mortales, que sí confiamos en la medicina y en la ciencia, nos dice mucho, pues nos abre un camino inmenso a la esperanza, al pensar que una vez se distribuya la vacuna de una forma generalizada, podremos atacar la pandemia y olvidarnos de ella, como nos olvidamos de otras que asolaron en un pasado a la población.

La nueva variante de la COVID-19, que se conoce como «cepa británica», ha suscitado la inquietud tanto en el Reino Unido —donde surgió— como en el resto de países europeos, pues incluso en España ya se han registrado casos que responden a esta variante. Se dice que esta «cepa británica» se transmite con mayor rapidez que el coronavirus y que es más agresiva y más letal, sin embargo esto genera controversias entre la comunidad científica, y expertos en Medicina Preventiva y Salud Pública, como el doctor Salvador Peiró o el catedrático Fernando González, indican que no existen datos de epidemiología genómica que nos hagan pensar en eso, pues incluso, como dice González: «Reino Unido no ha reportado ningún cambio significativo en términos de interés clínico. Se sabe que se puede transmitir con mayor rapidez, pero no parece que sea más letal». «El pánico —subraya Peiró— está fundamentado en el riesgo de que las peores hipótesis sean ciertas, pero pruebas de ello hay pocas».

Los sanitarios muestran su confianza, pues indican que las vacunas son la mejor arma para combatir un virus como éste. Paula González Diéguez, enfermera en Reino Unido y una de las primeras vacunadas con la primera dosis de Pfizer, así lo especifica, e indica también que no ha sentido ningún efecto secundario, más allá de un leve dolor en el brazo, como cualquier otra vacuna, aclarando que todas esas personas que están en contra de las vacunas deberían echar la vista atrás y observar que enfermedades como la polio o el sarampión se han erradicado gracias a las vacunas. De todas formas, todos esos que son negacionistas, o que están en contra de las vacunas, están en su derecho de serlo, pero deberían pensar un poco en el resto de la población.

Al margen de todo esto —y sólo como anécdota— voy a apuntar un dato literario inquietante. Dean Koontz es un escritor norteamericano de suspense y terror cuya narrativa siempre me ha entusiasmado, por encima incluso de la del maestro del terror Stephen King. En la década de los 80 leí ocho o diez novelas suyas, y todas me cautivaron desde el principio. En una de sus novelas, «Los ojos de la oscuridad», de 1981, habla de un virus que asola a la humanidad en 2020, un virus que procedía de Wuhan, China. Me ha parecido muy interesante la coincidencia, pues, aunque el resto de los detalles de la novela no coincidan con la actualidad, que coincida esto ya es bastante significativo. Inquietante ¿no? Os recomiendo su lectura.


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