Este mes de abril he cumplido ya los 65 años, creo que ha llegado el momento de pasar a la reserva, así que esta es la penúltima columna que escribo en El Económico, la última aparecerá publicada el próximo viernes, 26 de abril, fecha en la que este suplemento semanal, con la edición 1.225, pondrá fin a su trayectoria. Son cerca de cincuenta años de oficio. Empecé con 17 a escribir en el diario Levante, cuando ya no pertenecía a la Falange. Comenzamos en julio de 1986 con una edición mensual, mucha ilusión y pocos medios. Algunos no daban por este proyecto ni cinco céntimos, pero de mensual pasó a quincenal y después a decenal, siempre en su línea crítica con el poder, sin importar su color político, y con una gran tirada que garantizara una difusión amplia y eficaz.
Al implantar el diario Levante su edición comarcal, a principio de los 90, algunos nos dieron por muertos y muchos años después, cuando otro conocido empresario puso en marcha La Gaceta, con la clara intención de acallar nuestra voz, otros nos llegaron a preguntar que ¿a qué nos íbamos a dedicar?, pero, como les dijimos, solo sabíamos hacer periódicos. Al darnos cuenta de que el papel no tenía porvenir y decidir cerrar la edición impresa, en 2014, nos volvieron a enterrar por tercera vez, aunque nuevamente se equivocaron. Aquello fue un triple salto mortal, pero la edición digital diaria que pusimos en marcha a mediados de 2007, reforzada con el suplemento semanal informativo en PDF que desde entonces se envía cada viernes a más de 5.000 suscriptores, nos ha permitido llegar hasta 2024. La web de eleconomico.es tiene ahora cien mil lectores mensuales, según los datos de Google Analytics, que no está nada mal para un municipio como el de Sagunto.
Ni que decir tiene que esta aventura de 38 años ha sido posible gracias a la participación de muchas personas, citaré, por ejemplo, a José Manuel Rambla, que empezó su carrera en nuestra redacción, Xavier González Martínez, extraordinario periodista; Rafael Herrero, un todo terreno; y, cómo no, mis buenos amigos Fernando Cos-Gayón Domínguez, del que tanto aprendí, o Lamberto Ortiz ‘Lamber’, que durante estos años nos sorprendió, edición tras edición, con sus viñetas magníficas. Entre todos, ha sido posible llegar hasta aquí en buenas condiciones de flotabilidad.
Algunas voces han llegado a decir que este pueblo sería de otra forma si no hubiera existido El Económico, sé que no es verdad, aunque me guste oírlo decir. En todo caso, les confesaré que mi opinión sobre los medios de comunicación ha cambiado radicalmente en estas décadas de oficio. En mis inicios, con 17 años, pensaba que con un periódico se podía cambiar el mundo, ahora, que ya peino canas, sé que gracias a los periódicos el mundo no cambia.
