Los mimbres

Jueves, 28 Marzo 2024 21:09

Podría decirse que el planteamiento de ThyssenKrupp Galmed es chocante. La empresa anunció su intención de cerrar las instalaciones porque la actividad no está respondiendo a las expectativas de negocio que calculó en su momento, pero, si negocian con la administración ayudas públicas, pues igual se lo replantean y siguen trabajando. Han visto que a sus compatriotas de la Volkswagen les han llenado el saquito y, lógicamente, habrán pensado que, como el tambor también es tropa, ellos no van a ser menos, aunque, de momento, no parece que la administración se haya tomado muy en serio la amenaza de cierre, porque, según ha señalado la propia multinacional, no se han producido avances dignos de mención en las conversaciones con las, digamos, autoridades competentes, es decir, no parece, por ahora, que haya mucha disponibilidad a soltar la mosca, porque se trata de eso, de que se transfieran fondos públicos a manos privadas para seguir garantizando la continuidad de la actividad industrial en Galmed por algún tiempo más, probablemente. Entre tanto, los trabajadores intentando presionar a la Generalitat con huelgas y concentraciones frente a la sede de la presidencia del Consell.

Con las expectativas de empleo que se han generado en el municipio de Sagunto ante la futura implantación de la gigafactoría en Parc Sagunt II, y teniendo en cuenta que las expectativas son exactamente eso, no sé si preocupará mucho en las instancias políticas el cierre de Galmed, que ya clausuró sus instalaciones en 2013 y tampoco se hundió el mundo. Es más, se cumplirán este 2024 los primeros 40 años del salvaje desmantelamiento de la cabecera siderúrgica integral a cargo de un gobierno socialista, el de Felipe González, y aquí seguimos, aunque también es cierto que, desde aquel cierre fabril tan traumático, Sagunto ya no es ni la sombra de lo que fue. Por otro lado, si lo que ha dicho ThyssenKrupp es verdad y la planta galvanizadora de Puerto Sagunto es la menos rentable de todas las que tiene el grupo, ya que no está respondiendo a las previsiones de negocio que en su día hizo la compañía, parece evidente que su permanencia en el municipio de Sagunto estará ligada, sí o sí, a que la Generalitat y el Estado aporten recursos en forma de ayudas o subvenciones de manera continuada, lo cual no parece muy sostenible.

Todo esto pone de relieve que la reindustrialización se diseñó mal, porque con el cierre siderúrgico se salió de un monocultivo industrial para meterse en otro, el del sector auto, y cuando los constructores de automóviles tienes problemas graves, como los que afrontan ahora con el reto de la descarbonización, en Sagunto se sienten con intensidad estas complicaciones. Sin embargo, con estos mimbres habrá que hacer los cestos. No queda otra.


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