Esta semana se ha conocido que la Sindicatura de Greuges le ha dado un tirón de orejas a nuestro alcalde, el socialista Darío Moreno, por negarle información municipal al portavoz de Iniciativa Porteña, Manuel González Sánchez. Al final, la institución del defensor del pueblo valenciano ha desmontado, uno por uno, los pobres y ramplones argumentos utilizados por el consistorio para justificar esa negativa y, después, ha concluido recomendado a la primera autoridad local que tenga a bien facilitar los datos reclamados por el concejal de la formación porteña. Lo mejor de todo es que a los de IP ya los conocen en la Sindicatura de Greuges. Han hecho senda, porque, como tenemos un Ayuntamiento más oscuro que la noche, Manuel González ha tenido que recurrir en varias ocasiones al Sindic para pedir amparo, ya que, visto lo visto, nuestro alcalde se resiste a suministrar determinadas informaciones, que, digamos, podrían considerarse ‘sensibles’, olvidándose de que está al frente de una institución pública y no de un cortijo. Pero esto no es más que otra muestra del desprecio que el equipo de gobierno siente por la oposición municipal, ninguneada un día sí y otro también. Que las comisiones informativas, pongo por caso, solo incluyan en el orden del día un único punto, el de ruegos y preguntas, es otro ejemplo que confirma lo que estoy diciendo. Aquí es bastante obvio que el éxito electoral se le ha subido a la cabeza a estos chicos y, aparte de aprobarse una buena subida de sueldo, que siempre viene bien para atender los gastos domésticos, se han pensado que el Ayuntamiento es suyo y que lo pueden manejar a su antojo, sin darle explicaciones a nadie. Están muy equivocados.
De todos modos, esta manifiesta falta de transparencia que aquí, en Sagunto, denuncia Iniciativa Porteña, en el Ayuntamiento de Valencia también alarma a los socialistas y, sobre todo, a los ediles de Compromís, ya que el equipo de Gobierno de la capital del Turia que formas PP y Vox y que preside María José Catalá, tampoco es muy partidario de suministrar información a la oposición, que también tiene que pedir socorro a la Sindicatura de Greuges. En todas partes cuecen habas. Al final, en materia de transparencia, los ultraconservadores del Ayuntamiento de Valencia y los progresistas de Sagunto son como dos gotas de agua.
Ha cambiado mucho el cuento. No hace tanto tiempo, cualquier concejal pedía un expediente, se lo entregaban e, incluso, lo fotocopiaba. Ahora hay que solicitarlo por escrito al alcalde, que es quien decide si el munícipe que lo pide puede acceder, o no, a esa información. Quién nos iba a decir que conforme se va consolidando el régimen del 78, y entran en política las nuevas generaciones, se retrocede en democracia, transparencia y, por qué no decirlo, también en libertades.
