Política progresista en tiempos de polarización

Viernes, 15 Diciembre 2023 21:06

Tras un periodo marcado por la incertidumbre y las negociaciones a contrarreloj, por fin tenemos un gobierno en España que echa a andar con sus primeras propuestas y medidas. Esta noticia, que debería ser recibida con un suspiro de alivio, viene, sin embargo, con una certeza inquietante para Pedro Sánchez y su nuevo consejo de ministros y ministras: no importa lo que haga, la derecha se dedicará a agitar la calle en su contra. El ejemplo más reciente son las manifestaciones que la derecha y la extrema derecha, cogidos del brazo, han organizado frente a las sedes del PSOE. A falta de buenas ideas, propuestas y un mejor liderazgo, la única estrategia de la derecha es la polarización y la confrontación.

Para el nuevo gobierno, este escenario es un desafío por partida doble. Por un lado, tiene la tarea de implementar un programa de gobierno que responda a las expectativas de sus votantes, centrado en políticas radicalmente progresistas que aborden las desigualdades sociales y económicas. Por otro, debe lidiar con una oposición que parece decidida a cuestionar y resistir sus iniciativas, independientemente de su necesidad y calidad.

En este contexto, el nuevo gobierno de coalición entre PSOE y Sumar adquiere una dimensión casi heroica, luchando contra los palos en las ruedas de una derecha que, en lugar de ofrecer una crítica constructiva o alternativas viables, parece más interesada en fomentar un clima de tensión y discordia. Esta táctica, tremendamente emocional y tramposa, aunque puede ser eficaz para movilizar a su base, no contribuye a un diálogo político saludable. La oposición pretende vivir cuatro años intentando desestabilizar al gobierno, aunque eso implique desestabilizar a España.

Es el momento de las políticas nítidamente de izquierdas, de avanzar en una agenda que ponga en primer plano los derechos sociales, la justicia económica y la sostenibilidad ambiental. En este contexto, el gobierno de Sánchez tiene la oportunidad, e incluso la obligación, de implementar políticas audaces que reflejen las demandas de una base progresista y resuelvan los desafíos estructurales de la sociedad española. A pesar de la oposición inevitable, el enfoque debe ser firme y claro: promover una transformación social profunda que beneficie a las mayorías, a la vez que se construye un modelo de país más equitativo y resiliente ante los desafíos futuros.

En este contexto, la vigilancia activa de Sumar es fundamental para asegurar que las políticas gubernamentales se mantengan en la dirección correcta, porque a veces (demasiadas) al PSOE le tira más su ala conservadora y, como se demostró en la legislatura anterior, necesita a personas dentro del Consejo de Ministros y Ministras que marquen el paso de las políticas sociales. Estoy segura de que así lo harán Yolanda Díaz, Mónica García, Pablo Bustinduy, Ernest Urtasun y Sira Rego. Personas talentosas, comprometidas y con ideas muy claras sobre las medidas que hay que poner encima de la mesa para enfrentar los grandes retos que tenemos como país y para que la vida de la gente sea mejor.

Por otra parte, Sumar tiene el reto de ser algo más que una mera continuación de Unidas Podemos. Unidas Podemos y su acción de gobierno han sido imprescindibles en épocas anteriores, pero la realidad es que es un proyecto agotado y en proceso de autodestrucción. Ahora, Sumar debe consolidar su identidad política y establecer una voz propia y fresca en el espectro de la izquierda. Sumar tiene la oportunidad de crear su propio camino y convertirse en el partido laborista y ecologista que el país necesita, mientras trabaja dentro de la estructura del gobierno para lograr transformaciones reales y duraderas.


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