Las cifras sobre violencia machista están ahí, crudas y desgarradoras. Según feminicidio.net, ya son 93 los feminicidios y otros asesinatos de mujeres cometidos por hombres en España en 2023. Cada feminicidio no representa solo una estadística fría, es una tragedia humana, una vida perdida y una comunidad afectada. Las mujeres asesinadas tenían historias de vida, aspiraciones, mucha gente a su alrededor que las quería; familia, amigas, vecinas… En muchas ocasiones, estas mujeres dejan menores huérfanos, pequeños y pequeñas que tendrán que vivir sin sus madres. La violencia machista no solo arrebata vidas, sino que también deja cicatrices emocionales en todo el entorno de las víctimas. La dimensión de esta tragedia es inmensa.
Es absolutamente fundamental reconocer que los asesinatos, agresiones sexuales y otras violencias machistas no son actos aislados, sino síntomas de un problema sistémico que requiere una respuesta integral. Las víctimas de la violencia de género merecen justicia. La sociedad, en nuestro conjunto, tenemos que comprometernos a cambiar de arriba a abajo todas las estructuras que perpetúan esta violencia.
Resulta inexplicable que, ante este drama social, fácilmente contrastable con cifras y datos, todavía haya quienes prefieren ponerse una venda en los ojos y negarlo con rotundidad. Esta negación invisibiliza a las víctimas y pone todas las trabas posibles para hacer un abordaje efectivo del problema. Cuesta de entender como hoy en día, después de todo lo aprendido y avanzado, tenemos en las calles y en las instituciones a personas que tratan por todos sus medios de impedir la construcción de una sociedad justa e igualitaria, en la que todas las personas, independientemente de nuestro género, podemos vivir libres de violencia y miedo.
Por suerte, las personas que estamos en contra de la violencia machista somos la mayoría. Somos una mayoría comprometida y consciente que constituye una fuerza poderosa para el cambio. Conforme la conciencia sobre la gravedad de la violencia de género va creciendo, también lo hace la determinación de enfrentarla de manera colectiva. Aunque todavía es insuficiente, es evidente que en los últimos tiempos este empuje ha permitido avanzar en legislación contra la violencia de género, así como en protocolos institucionales, campañas de sensibilización, programas de educación y otras medidas.
Además, el movimiento feminista ha desempeñado a lo largo de los años un papel crucial en la lucha contra la violencia machista y lo sigue haciendo, señalado y desafiando las desigualdades de género arraigadas en la sociedad y que son el caldo de cultivo para las violencias. Las asociaciones, plataformas y otros grupos feministas, trabajan de forma permanente analizando las desigualdades y señalando posibles vías de intervención desde diferentes ámbitos como la política, educación o medios de comunicación. También, los grupos feministas ofrecen un apoyo a víctimas que resulta fundamental y organizan eventos y protestas para visibilizar el problema, como será este próximo 25 de noviembre.
El sábado saldremos a las calles para rechazar de forma pública la violencia machista. La solidaridad entre aquellas personas que repudiamos y condenamos la violencia machista es la base de una sociedad más justa y equitativa, donde todas las personas, independientemente de nuestro género, podemos vivir en libertad. Con un compromiso firme y acciones colectivas, podemos ser agentes de cambio en la transformación de las actitudes y estructuras que perpetúan la violencia de género. Es momento de unirnos para construir un futuro en el que la igualdad y el respeto sean la norma.
En el Camp de Morvedre, la Coordinadora Feminista convoca a las 18 horas una concentración en la Tenencia de Alcaldía de Puerto de Sagunto y después saldrá la manifestación, que acabarán en la rotonda de la Tolerancia con la lectura del manifiesto y de los nombres de todas las mujeres asesinadas entre el 25 de noviembre del año pasado y del presente. Vamos a unir nuestras voces en un grito colectivo contra la violencia machista y vamos a recordar y a honrar a las víctimas. Como dice el eslogan que ha elegido la Coordinadora Feminista del Camp de Morvedre para este año: ‘somos la voz de la mayoría contra la violencia machista’.
