Vorágine de hipocresías

Lunes, 11 Diciembre 2023 12:27

En estos días aciagos que estamos viviendo, da igual a dónde mires, les ha dado, no sé por qué —vamos, sí lo sé—, el “recuperar” la figura de “Federico Sánchez”, aquel apátrida español-francés-alemán…, que pasó muy joven por un campo de concentración (¿benigno?) alemán en donde solo sobrevivir resultaría una hazaña. Quién le iba a decir a Jorge Semprún que, perseguido y confinado por los nazis por sus malas ideas comunistas en formación, acabaría de ministro de Cultura con Felipe González; es decir, abrazaría la socialdemocracia, se echaría en brazos de aquella Transición, aceptaría y departiría con la Monarquía juan-carlista, y hasta tuvo la oportunidad de añadir más aurea de disidencia, valentía y controversia. No sé que diría hoy. de vivir, sobre lo que está ocurriendo en Gaza. Los descendientes de aquellos judíos, los que padecieron el terror nazi, junto a comunistas y antifascistas europeos, se están empleando a fondo con los habitantes del territorio de ocupación, Palestina. Todo ello cuando en la ONU se celebra, y en todo el mundo, la Declaración de los Derechos Universales del H…y bla, bla, bla. ¿Cabe mayor hipocresía política y social?

Pues bien. Por estos lares son fechas, también, de hipocresías. Personalmente me considero disidente de tales celebraciones. Solo me queda el recuerdo de aquellos años niños, vividos en familia con inconsciencia perdonable. Y, si acaso, reconozco entro en algún paripé de esta época, por seguir la corriente hipócrita que nos invade por doquier. Da casi igual el país de tradición cristiana, la clase social que nombres, a las personas que cites. O te vas de ermitaño —y aun así verás la contaminación lumínica nocturna si sales a la puerta de tu cubículo a tomar el aire— o la corriente te lleva, quieras o no. En cuanto los grandes almacenes buitres, el comercio online, y el alcalde de Vigo, en España, por ejemplo, dan la orden de salida, pareciera que todo el mundo, al menos con cierto poder adquisitivo y con disposición de presupuesto, ya sea personal o público, se vuelve majara, bocho. Este año, además, se imponen las competiciones: yo, el mayor número de calles iluminadas, con más LED. Yo, el belén más inmenso y extenso nunca visto. Mi árbol navideño, el más alto de las alturas. Nuestras…

Aterrizando en el Puerto Sagunto, lo mismo. Encendido de luces lo primero como pistoletazo de salida. Políticos, comerciantes y falleras, ¡cómo no!, compartiendo interés. Le ponemos algo de música y un poco de ecologismo, nos hacemos la foto, generamos la noticia, y a esperar los frutos. “Color, calidez y alegría”, y todo el mundo a creérselo, al menos por un mes al año que no hace daño. Y, por supuesto, no podían faltar este año triunfal de Pedro Sánchez y de la amargura y desencanto de Feijóo, las cartas a unos supuestos magos que derrochan generosidad. Que para eso están los Gabinetes de Normalización Lingüística, y se aprovecha la ocasión para que los alumnos/as, trilingües, esta vez, practiquen la lengua autóctona, para regocijo de nacionalistas valencianos y catalanes venidos a menos. No hablemos de los sorteos de regalos que nos organizan los comercios y grandes cadenas del consumo, que incluyen televisores para que les sigamos en sus éxitos, y sofás para verlos en casa tranquilamente, ¡y hasta bicicletas, para rebajar el día siete de enero la hipocresía acumulada! Dejemos las rifas y loterías, así como las borreguiles aglomeraciones, para otra ocasión.


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Modificado por última vez en Lunes, 11 Diciembre 2023 12:30

 

 

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