No falto a la cita en que, finalizando el año, El Económico nos ofrece el Balance de los 365 días transcurridos; en esta ocasión 2023. Es una manera de seguir conociendo qué ha ocurrido significativo en El Puerto, Sagunto y comarca, ahora que, después de 27 años ejerciendo de docente en el municipio, quieras que no, sin el contacto directo y diario, se va perdiendo una aproximación más cabal contada por sus vecinos y vivida muy cerca de ellos. Con el resto de contenidos diarios en el Facebook, y las ediciones de cada semana, me permite estar al loro de lo que acontece en ambos núcleos poblacionales y alrededores.

Toparse con la noticia primera del referido balance sobre el anunciado cierre de Galmed y todo lo que con ello se arrastra y significa en torno a la industria del automóvil y las consecuencias sobre los empleos, pues no por previsible, deja de suponer más incertidumbre que se añade a otras para el año que comienza ahora. En las mismas fechas (2013) en que yo iniciaba estas colaboraciones aquí, ya comenzaban los intentos de venta, cierre, traslado y demás. Como siempre, sin poder aventurar si eran intentos de chantajear a los salarios, a los curros, ejercer de pedigüeños en la ubre pública, o qué. Sin duda, para el actual Alcalde yupi y su equipo ha debido suponer un quebranto negativo para la venta idílica del paraíso en forma de “ciudad igualitaria, sostenible e inclusiva”. Si además el crecimiento del empleo se moderó, y aunque las altas a la Seguridad Social hayan aumentado _datos que sólo el Ministerio controla_, así como, ligeramente, la venta de vehículos, para la incombustible Cristina Plumed «el clima económico no es halagüeño».

¿Cómo comerse todo eso? Con patatas (comida de los pobres), sin duda. Y a todo ello, los representantes mayoritarios _mimados y alimentados_ de los trabajadores, señores y señoras productores, a lo suyo _independientemente de que les asista alguna razón o evidencia_: recortes del Consell, alguna loa a lo materializado por los anteriores ejercientes del poder y, disimulando con la seguridad en el trabajo, y brindando por su propia recuperación del voto sindical hacia sus depauperadas siglas. Por supuesto, los “tráficos de mercancías en el puerto de Sagunto, Saggas, Mercadona proyecto, y el chocolate del loro de la Giga, caminan viento en popa: hay alfombra roja por parte del poder político, incluso social.

Como siempre, atinadas columnas/editoriales del director del medio, como enmarcación, recordatorio, deseos para el futuro... No dejo de visitar cada semana la opinión de Álvarez Lozano _yo también pedía el aguinaldo con mis alumnos/as de infantil_. Los demás opinadores, pues eso (como los columnistas): cada loco con su tema, pero los leo prácticamente a todos/as. Tampoco, cuando aparece, me pierdo y releo, las aportaciones de Ramón (García Ortín), aunque en esta ocasión su “Arrepentíos pecadores” me ha dejado «desarbolado y algo confuso». Sin que sirva de precedente, me ha sorprendido coincidir con Maribel (Sáez Martínez) hablando del tren frente a la subida de la electricidad que Pedro (Sánchez Castejón) y su Gobierno nos brindan. Del resto, y que no se moleste nadie, también podría decir algo, pero las 500 palabras, imponen. Deseo lo mejor para los lectores diarios de El Económico, y los siete mil de sus ediciones semanales. Me gustaría, eso sí, que espabilaran/que espabiláramos. Gaza nos señala a todos y todas.