Profesiones eternas

Viernes, 04 Mayo 2018 14:17

El pasado día 1 celebramos el día del trabajo, y como todos los años se reivindicaron en nuestras ciudades una serie de medidas necesarias para que la dignidad de los trabajadores no se vea mermada, los salarios sean cada vez más respetables y la subida de las pensiones proporcionada al IPC y suficiente para poder atender con holgura todos los gastos que la vida conlleva.

Hace unos años se empezó a hablar de que jubilarse a los 65 años era prematuro, ya que la vida media se había ido alargando poco a poco, y había muchas personas que a los 80 años todavía estaban en plena forma, por lo que lo más razonable sería ir prolongando el periodo laboral, y jubilarse a los 66 o 67, para después, en función de lo que se había cotizado y de cómo se encontraba la persona, seguir o no trabajando.

Recuerdo que el escritor Javier Marías, a quien admiro —ya lo he comentado en alguna ocasión—, siempre crítico con las medidas tomadas por cualquier gobierno, decía que él estaba próximo a los 65 años (entonces) y no se veía jubilado, pues, pensaba, que todavía se encontraba con suficiente capacidad para seguir escribiendo. Lo cual, creo, que es cierto, pues ahora, próximo ya a los 67, sigue deleitándonos con sus novelas y sus artículos de opinión como siempre ha hecho.

Sin embargo, creo que es necesario subrayar que hay trabajos y trabajos, o que hay que separar unos de otros. Los artistas, en general (pintores, escultores, músicos, escritores, actores, cineastas, etc.), podríamos decir que tienen una vida laboral eterna, y que sólo abandonan su profesión cuando se mueren. De hecho, son muchos los que, tras una vida laboral más o menos amplia, se dedican a esa actividad que siempre les ha cautivado, y que, la mayor parte de las veces, tiene algo que ver con el arte. Así vemos cómo, tras su jubilación, muchos se dedican a pintar, a escribir, a la música, a la fotografía, o a lo que sea, y no lo hacen para obtener un complemento salarial, sino «por amor al arte», que es la mejor manera de dedicarse a él, aunque sea la menos productiva, económicamente hablando.

Pero, por mucho que se empeñen determinados políticos, un albañil, un fontanero, el empleado de una fábrica, o un camionero, por muy bien que se encuentren físicamente, creo que los 65 años es una edad necesaria para retirarse y dejar paso a los que vienen detrás, que a este paso, no sé cuando empezarán a cotizar.

En resumen, debemos separar una cosa de otra, y hablar de que habrá trabajos en los que a los 65 años se pueda continuar en la brecha, y otros, en cambio, en los que será mejor dejarlo y jubilarse, y creo que esa edad, marcada desde hace tiempo, es una edad suficiente para que la persona experimente un cambio en su vida laboral y pueda dedicarse a lo que le entusiasme, aunque sea, simplemente, cuidar de sus nietos, leer el periódico o echarle migas de pan a las palomas.


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