Nuevas opciones

Viernes, 15 Mayo 2015 20:20

En medio de tanta corrupción y despilfarro, es gratificante ver como van cobrando fuerza nuevas opciones políticas que, por ahora, quieren entran en la leprosería con el ánimo de hacer limpieza. Ya sabemos que Ciudadanos y Podemos apuestan por darle a las instituciones una buena pasada de escoba. Pero tanto se centran en ese discurso que, al final, pasa bastante desapercibido el aspecto programático. Estamos todos tan hartos del latrocinio existente, que nos conformamos con que alguien se arremangue, entre en ese retrete lleno de porquería y tire de la cadena. Sin embargo, aún siendo esto importante, que lo es, no debemos olvidar que al día siguiente de limpiar a fondo el baño, habrá que empezar a gestionar los dineros públicos. El problema surge cuando el discurso anti corrupción oculta o enmudece el ideario de cada partido, que es, verdaderamente, lo que va a terminar afectando a los ciudadanos. Es necesario echar a los corruptos, por supuesto, pero también hay que conocer la doctrina de cada fuerza política.

Los chicos de Albert Ribera ya sabemos que se diferencian de la gente del PP en que ni van a misa, ni han metido la mano en la caja, pero creo que en poco más; ambos, PP y Ciudadanos, son partidos de corte neoliberal, aunque, tendré que agregar en favor de Ciudadanos que Albert Ribera es bastante más guapo que Mariano Rojoy. Es evidente, ¿no? En cuanto a Podemos, tengo que decir que me parece inquietante la ambigüedad calculada en la que se mueve. Porque, qué partido no asumiría los valores de Podemos: País, innovación, democracia, igualdad, derechos, justicia y oportunidades. Es posible que el nexo de unión de los ciudadanos ya no sea la ideología, sino los problemas que tienen en común: estar en el paro, tener hipoteca, no llegar a final de mes, etc., pero lo que no admite discusión es que la medicina para solucionar todas estas dolencias ha de nutrirse de unas determinadas ideas, porque, se mire como se mire, no ofrecería el mismo resultado un medicamento con un principio activo neoliberal que otro socialdemócrata, por citar sólo dos tipos de fármacos, aunque hay algunos más.

A los corruptos hay que echarlos de las instituciones, y llevarlos ante la justicia. Esa misión la tendrán que hacer los partidos nuevos, porque los tradicionales no están por la labor, como es bien patente. Sin embargo, también sería muy saludable, desde el punto de vista democrático, que los ciudadanos conocieran el verdadero ideario de estas fuerzas políticas emergentes, a ser posible, en supuestos concretos. El discurso anti corrupción es muy necesario en estos tiempos, pero no debe utilizarse para dejar en segundo plano los aspectos programáticos.


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