Cómo nos toman el pelo

Viernes, 08 Mayo 2015 16:19

Faltan 16 días contados para las elecciones municipal y, queramos o no, eso se nota mucho en el ambiente. Por eso, precisamente, no me ha llamado nada la atención el lío que se ha montado en estos pasados días por la llegada a Sagunto del barco siniestrado, el Sorrento. Algunos políticos han puesto el grito en el cielo, y luego, por mimetismo, se han sumado los demás. Parece, más que un Ferry, que se trate de un submarino nuclear. Se acuerdan del lío que se montó a nivel nacional cuando llegó a Gibraltar,  en mayo de 2000, el Tireless, de la Marina Real Británica. Pues eso, que como estamos en elecciones, cualquier excusa en buena para montar una tormenta en un vaso de agua y tratar de sacar rédito electoral, es decir, votos.

Lástima que cuando proponen que venga a Sagunto una empresa de tratamiento de residuos tóxicos y peligrosos, no se rechace con el mismo entusiasmo, puesto que se sabe a ciencia cierta que estas actividades indeseables, sí que son de mucho riesgo. Además, cuántos metaneros y barcos cargados de amoniaco, entran y salen de nuestro puerto todos los meses. Sí ocurriera un accidente con alguno de esos buques, nos íbamos a enterar bien de lo que vale un peine.

En todo caso, lo ocurrido con el Sorrento evidencia, una vez más, que el puerto marítimo de Sagunto, al formar parte de la Autoridad Portuaria de Valencia, se ha convertido, justamente, en su patio trasero. A este puerto traen lo que no quieren en los muelles de la capital. Ese es el verdadero problema, el quid de la cuestión. Que atraque el Sorrento en el muelle sur de la segunda dársena, es una cuestión secundaria, un efecto, digamos, colateral. Mientras el complejo portuario de Sagunto no se independice de la Autoridad Portuaria de Valencia, es evidente que seguirán ocurriendo sucesos parecidos, y, lo que es más grave, se continuará frenando el crecimiento de la actividad portuaria.

El último dato es verdaderamente elocuente: en el primer trimestre de 2015 el tráfico portuario ha descendido un 17,83% respecto al mismo periodo del año pasado. O sea, que vamos para atrás como los cangrejos. Y menos mal que, entre el gas de Saggas y el amoniaco de Fertiberia, tráficos que apenas producen empleo en la estiva, se pueden ofrecer unos datos globales de trasiego de mercancías más elevados.

En definitiva, la llegada del Sorrento es la consecuencia de un problema mucho más grave: que las decisiones se toman en Valencia y no aquí. Así de claro y así de triste. Lo demás, son maniobras para arañar votos en las elecciones  del 24 de mayo. Es decir, que nos han tomado el pelo.


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