Sentido de Estado

Viernes, 20 Septiembre 2019 18:18

En este comentario de hoy, excepcionalmente, escribo sobre un tema nacional: las elecciones del próximo 10 de noviembre. Desde el primer momento vi con bastante claridad que iba a ser inevitable la repetición electoral. Creo que Pedro Sánchez ha exhibido durante estos meses su gran talla de estadista. No sé si será por mérito propio o por los consejos de Iván Redondo, su asesor de cabecera, gran profesional del marketing político que, con anterioridad, encumbró a Xavier García Albiol en la Alcaldía de Badalona o a José Antonio Monago en Extremadura.

El señor Sánchez podría haber sido presidente del Gobierno si hubiera aceptado la coalición con Unidas Podemos (UP), pero por encima de sus ambiciones personales ha puesto el interés de España. Ahí, en ese tajo, siempre se ha situado el PSOE en primera línea: modificó en 15 días de agosto el artículo 135 de la Constitución, tras llegar a un pacto con el PP; hizo la primera reforma laboral y alargó la edad de jubilación hasta los 67 años. Eran los tiempos de Rodríguez Zapatero. Posteriormente, los socialistas se abstuvieron para que Mariano Rajoy accediera a la Presidencia del Gobierno. Todo un gesto patriótico. En la etapa de Sánchez, el PSOE respaldó la aplicación del 155 en Cataluña. Creo que los socialistas han dado sobradas muestras de ser una fuerza tan constitucionalista como el PP, pues, cuando ha hecho falta, han puesto el interés de España por encima de su ideario social liberal. La renuncia de Sánchez a presidir un Gobierno de coalición con UP ha sido la última contribución del PSOE al interés de la nación.

Ya dijo el presidente del Círculo de Empresarios, incluso la CEOE, que era preferible repetir elecciones antes que dar entrada en el Gobierno a UP. Estos grandes empresarios, que todos los días le toma el pulso a España, analizando las fluctuaciones del IBEX 35, saben muy bien de qué hablan. Seguramente, si le preguntáramos ¿qué le conviene a España? a Juan Roig, Amancio Ortega o Ana Patricia Botín, personas emprendedoras que con su esfuerzo generan empleo y hacen crecer todos los días el PIB nacional, la respuesta sería la misma: un gobierno estable y moderado.

Está claro que ante los retos que España tiene en el horizonte: el conflicto catalán, el Brexit, la crisis comercial entre EEUU y China, o los peligros que acechan a la nación, como la recesión que se avecina, Pedro Sánchez sabe que un gobierno estable y moderado es la mejor solución. El sentido de Estado se impone y un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos también, esos sí, después de las elecciones del 10-N y siempre y cuando la suma de escaños lo permita. Los pactos con UP están muy bien para completar mayorías en ayuntamientos, diputaciones y autonomías, pero hasta ahí.


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