¿Movilidad?

Viernes, 13 Septiembre 2019 18:35

Del 16 al 22 de septiembre se celebrará en el municipio de Sagunto, con el desarrollo de diversos actos, la Semana Europea de la Movilidad. La verdad es que sumarse a este tipo de conmemoraciones es algo muy socorrido porque siempre favorece la imagen de modernidad y progresía de los gobernantes de turno que se suben a este carro. O sea, que estamos hablando de puro marketing político. Sin embargo, resulta curioso comprobar que los que aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladolid para darse un lavado de imagen, son, precisamente, los que vienen apoyando políticas que inciden, justamente, en sentido contrario.

No es ningún secreto que todos estos modernos, de complacencia acreditada y personalidad versátil, vienen apostando, desde hace décadas, por lo que se ha dado en llamar la ciudad lineal. Esta apuesta responde a un criterio ideológico muy concreto: el de unir artificialmente el pueblo de Sagunto con el del Puerto, para, entre otras cosas, cerrarle el paso a una posible segregación. En este contexto hay que ubicar algunas perlas, como, por ejemplo, el pelotazo urbanístico del PAI Fusión, que se inició en la legislatura 2003-2007. Veremos cuántos millones de euros nos termina costando a todos los ciudadanos la finalización de este capricho innecesario, que por la crisis de 2008 se quedó a medias y pasados los años sigue vacío.

La ciudad lineal es una idea cojonuda para que la gente se vea forzada a utilizar el coche. Eso de unir los dos cascos urbanos a base de colocar centros comerciales, institutos e instalaciones deportivas en medio de ninguna parte, como es el caso, o programar la mayoría de los actos culturales de calidad en el núcleo de Sagunto, está muy contraindicado para una movilidad sostenible, pero no hay problema, luego, con darse un par de baños en la piscina de la Semana Europea de la Movilidad, todo arreglado.

Es verdad que cada vez hay más coches, pero no creo que la gente se endeude hasta las trancas para comprarse un automóvil por capricho, lo que sucede, más bien, es que el servicio de transporte público es manifiestamente mejorable y esto depende de la administración, en este caso de la municipal, que es capaz de invertir 100.000 euros en un festival que dura un fin de semana, y cuya rentabilidad es más que dudosa, pero luego, para mejorar el transporte público o potenciar la red de carriles bici, renquea en las inversiones. Por cierto, cualquier persona con problemas de movilidad que salga a la calle, se da cuenta del escandaloso abandono que sufre este municipio en materia de barreras arquitectónicas. Todo esto, después de 40 años de ayuntamientos democráticos. Flipante.


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