Las tres cosas

Viernes, 21 Septiembre 2018 13:31

Aunque en la práctica parezca que se nos olvide, el Bienestar siempre aparece asociado al Dinero, algo que obviamente no es cierto. Siguiendo la letra de la famosa canción, la Salud sería lo primero. Se podría aceptar, quizás, el Dinero en segundo lugar pero dándole la importancia que se merece al Amor en su sentido más amplio.

En Economía, “la ciencia” que se ocupa de las cuestiones dinerarias, en su jerga, siempre asocian la palabra Crecimiento a Progreso y Desarrollo sin ser demasiado conscientes de que ya hace tiempo que esto no es así. En la nueva realidad del siglo XXI el Crecimiento se ha venido convirtiendo en un concepto tan antiguo como tóxico, aunque esto a muchos no les suene.

Cada vez más se abren paso Nuevas Ideas frente a los Nuevos Problemas, como el cambio climático; la disminución de los recursos naturales; la explosión demográfica mundial y las hambrunas que comportan… Hacen falta ideas factibles para atajar esos problemas y son los gobiernos de los países del primer mundo los únicos que podrían, si quisieran, abordar los difíciles y problemáticos cambios necesarios para ello.

Al frente del Ministerio para la Transición Ecológica y Solidaria de Francia se encontraba hasta ayer Nicolás Hulot, ideólogo del llamado “Pacto Ecológico”, pacto que nos habla de que los agentes sociales deben asumir las consecuencias de los efectos sociales de sus decisiones privadas. Se basa en “el principio del contaminador-pagador”. Un solo ejemplo: es conocida la larga lista de problemas que producen los variados usos de los combustibles fósiles. Bien, mientras que por no existir otra alternativa haya que seguir utilizándolos, al precio actual deberían añadírsele los gastos en contaminación que producen. Ese estudio ya existe y el resultado es que los precios de los carburantes habría que multiplicarlos por 14, gradualmente, en forma de impuestos. A cambio habría subvenciones para aquellas actividades y productos que potencien efectos externos positivos para el medio ambiente. Este ministro ha tenido que dimitir porque Macrón no está por la labor, para él se trataba simplemente de un recurso electoral.

Pero esas cifras son las que estamos pagando realmente a través de impuestos. La diferencia está en que se propone que sean los contaminadores (empresas y usuarios) los que paguen los gastos, derivados de sus decisiones, necesidades o caprichos. Estas reglas, aplicadas a todos los bienes de uso y consumo, como muy bien saben los amantes del mercado libre, producirían nuevos equilibrios, que serían sin duda más acordes con las necesidades reales de la mayoría de la población mundial.

La idea del contaminador-pagador es simple: se basa en que cuando la ganancia privada redunde en perjuicio para la sociedad debería ser objeto de impuestos especiales.    


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