Días atrás, los pasados viernes y sábado, AMIMO (Asociación Memoria Industrial y Movimiento Obrero) recordando (la palabra conmemoración creo que aquí no cabe) que en octubre se cumplen 40 años del cierre y desmantelamiento de la vieja factoría, La Fábrica, realizó una doble jornada, la primera, el viernes 22 en el Casal Jove con el acto de entrega de los premios Gonzalo Montiel que, en esta ocasión, han sido para el historiador local Antonio Ortiz y para Radio Unidad. La ceremonia de entrega de tan merecidos premios fue lo de menos, lo importante del acto, a mi juicio, es que intervinieron muchas personas aparte de los galardonados que, cada cual desde su punto de vista y de sus vivencias personales, dieron mucha información acerca de la histórica lucha en defensa de la siderurgia local.
El acto resultó muy emotivo porque para la mayoría de los asistentes el tema del cierre de la vieja factoría, de los Altos Hornos, era y es un recordatorio muy vivo de una parte muy importante (con sus pros y sus contras) de nuestra modesta historia. Es lo que tienen estos actos, que propician datos con los que enriquecer tu memoria histórica y, ya se sabe que quienes no conocen su historia y sus errores están condenado a repetirlos.
El sábado 23, continuaron por la mañana los actos en el edificio que, no sé por qué, llaman Museo Arqueológico Industrial. Empezó a cargo de dos profesores de la Universidad de Alicante, estudiosos de la mal llamada Reconversión Industrial que el gobierno del PSOE realizó en Sagunto. Nos vinieron a decir con todo tipo de datos, que lo que aquí se hizo no se puede llamar jamás reconversión, en realidad fue un desmantelamiento: convertir una siderúrgica en un montón de escombros no es otra cosa. También se habló de que aquello era cumplir órdenes de la oligarquía europea, especialmente la alemana. Si se tiene en cuenta de que le “perdonaron la vida” a lo que hoy se conoce como Arcelor es posible hablar de reestructuración, remodelar, modificar… nunca reconvertir.
A continuación se realizó un interesante debate en el que participó parte del numeroso público asistente en el que se evidenció que, a pesar del poder citado de los oligarcas europeos, españoles también, de Solchaga y Felipe, de las traiciones que se dieron por parte de chupópteros locales, (en todo movimiento los hay) la lucha, no solo obrera, sino la de todo un pueblo, con una destacada actuación de las mujeres, hoy, cuarenta años después, puede decirse que fue todo un éxito, pues aunque no se pudo impedir el desmantelamiento de la Fábrica sí se cumplió con el slogan y bandera principal del Puerto: NO A LA MUERTE DE UN PUEBLO. Y aquí estamos, como siempre, gracias a nuestra propia lucha. No hay otra.
