En esta edición se publica una información sobre el abandono que sufre el camino de Almardà, que, por la falta de alumbrado, parece la boca de un lobo. Me estoy refiriendo a la calle Assagador de la Mar, que es la que transcurre por la costa desde la playa de Canet hasta Almardà. Esta no es la única reivindicación de la Asociación de Vecinos de Almardà, desde luego que no, como el acceso a esas playas es misión imposible, particularmente en Corinto, en vistas del poco caso que se les hace desde la administración, ya han anunciado que preparan una cadena humana para julio, cuando la playa esté a reventar de bañistas nativos y foráneos. Ya han dicho que la actuación de Costas, retirando 6.000 metros cúbicos de piedra, no va a solucionar el problema.

La verdad es que en esta legislatura, de la que ya han transcurrido tres años, no han funcionado con fluidez las relaciones entre el Ayuntamiento de Sagunto y las distintas administraciones. Me estoy refiriendo particularmente a la Demarcación de Costas y a la Confederación Hidrográfica del Júcar. Ahí tenemos todo el litoral salpicado de problemas muy graves: el gran deterioro de las playas del norte, la situación del paseo marítimo del Puerto, donde se derribó la plaza de la Concordia y nunca más se supo, y lo que está ocurriendo con la conexión por la costa entre la playa porteña y la de Canet. Todo eso sin perder de vista lo que sucede, o mejor dicho, lo que no sucede en el delta del río Palancia, el sendero azul que tiene que acometer el Ayuntamiento de Sagunto por donde transcurre la actual vereda, paralela al mar, etc. Así como la prohibición de aparcar en Sagunto dentro del cauce del río, espacio que suponía un gran desahogo para esta parte del municipio, muy afectado por la escasez de plazas de aparcamiento.

Esta falta de entendimiento entre la administración local y las que tienen las competencias en estos asuntos, bien por diferencias de color político o por falta de coordinación, están perjudicando mucho a buena parte de los vecinos que viven en el municipio de Sagunto. Los de Corinto tienen las playas hechas un asco, la gente tiene miedo de circular por la noche por la calle Assagador de la Mar, donde la oscuridad es clamorosa. El paseo marítimo del Puerto está que da pena, exactamente igual que el Malecón de la extinta Compañía Minera de Sierra Menera, que supone una tarjeta de presentación penosa para los que por primera vez visitan el núcleo porteño y sus playas. Tenemos el litoral hecho unos zorros y luego hablamos de potenciar el turismo. Lamentable.