El Pantalán

Viernes, 20 Abril 2018 16:15

Observo con tristeza que el tema del Pantalán de Menera sigue perteneciendo a la categoría B de las preocupaciones e intereses del Ayuntamiento de Sagunto. No se perciben, o al menos a mí no me llegan, signos reales de que este tema esté en la agenda como tema a resolver.

Y me preocupa. No porque crea que sea un tema clave en cuanto a patrimonio histórico, porque, al fin y al cabo fue construido en 1975, abandonado en 1990 y tiene relativa importancia en el tema patrimonial. Para mí esa importancia patrimonial no justificaría un gasto cuantioso para su conservación, creo que hay otras prioridades.

Pero lo que no entiendo es que un Ayuntamiento que proclama que hay que cuidar el turismo, que habla de altas posibilidades turísticas si sabemos combinar la playa y el patrimonio industrial con el patrimonio histórico, no tenga claras las posibilidades que el Pantalán ofrece.

Visto desde mi óptica el Pantalán no es un nicho de gasto que podría esquilmar la economía municipal, sino todo lo contrario: es un recurso en potencia, tan desaprovechado como tantas otras cosas en nuestro pueblo y cuya enumeración evito porque están en la mente de todos.

Si hubiese voluntad política y se resolviera la endémica inoperancia municipal, si pudiesen superar su escasa o nula capacidad de diálogo, se podrían resolver los problemas que han impedido que Sagunto se subiese al tren del desarrollo turístico, ese tren que pasa por nuestras narices sin detenerse desde los años sesenta. ¿Qué esperamos? ¿Repetir algo como invertir en riego por goteo el día antes de arrancar los naranjos?

Volviendo al Pantalán. Lo que se haga con este tema debería ser fruto de un acuerdo, un acuerdo de verdad en el que todos los partidos políticos, no solo los que gobiernan hoy, sino TODOS, estudiasen y acordasen un plan integral de desarrollo turístico donde el Pantalán se incluyese como un tema más.

Para un estudio así habría que partir desde la posibilidad de derruirlo y acabar con él, hasta mantenerlo tal como está. En medio se pueden considerar múltiples posibilidades, p.e: reducirlo en su extensión y/o montar en su extremo un mirador-restaurante que le diese un mayor atractivo a nuestra playa, o realizar una reforma que contemplase su utilización como amarre y embarque de barcas de recreo, cualquier cosa que pueda potenciar a una de las mejores y más desaprovechadas playas del Mediterráneo.

Para realizar dicho estudio las premisas principales solo deberían ser dos: que todo debe ser discutible y discutido, y, que las conclusiones a las que puedan llegarse deben ser consideradas de obligado cumplimiento por todos los participantes.
Alguna vez tendríamos que desembarazarnos de nuestra pereza mental. ¿No valdría la pena?


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