El bien común

Viernes, 06 Abril 2018 13:46

Si las previsiones demográficas se cumplen, en el año 2020 la población mundial se acercará a 8.000 millones de personas. A pesar de las más de veinte reuniones que el G7 ha mantenido desde su creación, los siete países más ricos del mundo han demostrado ser incapaces de resolver los problemas de los humanos. Está claro que lo que de verdad les interesa es SU crecimiento económico, SU competitividad y SU riqueza. Está más que demostrado que SUS desvelos obedecen a cuestiones destructoras del bien común, políticas que han hecho de los valores propios de la economía del mercado capitalista la referencia exclusiva, la medida de lo bueno, lo útil y lo necesario.

El estado medioambiental del planeta no deja de degradarse a pesar de los compromisos firmados y Agendas 21. La cosa es muy fácil de entender, solo basta que respondamos a las siguientes preguntas: ¿Cuándo crees que van en serio los de arriba? ¿cuándo hablan de medioambiente? o ¿cuando hablan de competitividad y rentabilidad financiera?

La respuesta es clara, cuando ven esas imágenes tan bellas de nuestro Planeta Azul que nos envían los astronautas desde el espacio, ellos no ven lo que tú: ellos ven un inmenso Mercado. Consecuentemente todo debe ponerse al servicio de La Santa Trinidad del Dios Mercado, a saber: liberalización, desreglamentación y privatización.

Solo habría una posibilidad de evitar la evidente catástrofe que nos amenaza y que cada día parece más irreversible: apartar del poder a esas clases dominantes ciegas y estúpidas que solo tienen el objetivo de ganar todo lo de prisa que puedan cantidades incontables de dinero. Tendríamos que apartarlos del poder, más que nada para curarnos en salud y para curarles a ellos de su propia enfermedad. El planeta se salvará, tiene muchos recursos. Los que no tenemos salvación somos los humanos si no hacemos un esfuerzo titánico para cambiar radicalmente el rumbo que nuestras malas decisiones han dado a nuestras propias perspectivas de futuro. Tenemos un gran problema, prácticamente irresoluble, con la peor hipoteca que pudiéramos tener: aquella que afecta a la salud de nuestro Planeta Tierra.

Las hipotecas se suelen pagar con mucho esfuerzo y sacrificio. Esto es lo que tocaría hacer hoy. Solo hay un modo de evitar que todo se vaya a la M: pensar a nivel planetario en el Bien Común, ponerlo todo, TODO, al servicio del Bien Común, que no se tome ninguna decisión que menoscabe ese objetivo.

Si eso ocurriese tendríamos alguna posibilidad de salvación, pero es evidente que tenemos pocas posibilidades, por no decir ninguna, de que tal cosa ocurra. Yo por mi parte, aunque solo sea por mi salud mental y equilibrio emocional pienso seguir siendo, mientras viva, pueda y me dejen, biencomunista.


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