Trenes

Viernes, 27 Octubre 2017 17:00

Desde hace algún tiempo se nos viene presentando el conflicto catalán-estado español como un choque de trenes. Creo que se trata de una metáfora acertada porque la imagen de dos trenes en la misma vía desplazándose en direcciones contrarias visualiza muy bien ese peligroso juego y permite una interesante cantidad de variables.
 
Lo primero que nos viene a la mente es imaginar a los dos trenes a toda velocidad y el consiguiente encontronazo catastrófico, pero tampoco cabe descartar que ambos trenes aminoren la marcha y choquen a una velocidad tan baja que más que un accidente parezca un beso, lo cual no está demás sopesarlo conociendo a los maquinistas y sus intereses comunes, sabiendo como sabemos lo mucho que se necesitan.
 
También puede ocurrir que el tren de Barcelona se pare y que el de Madrid calcule que no le conviene parar y se peguen una buena hostia, pero que los maquinistas se salven y los españoles perdamos los dos trenes y sus cargamentos. Algo a no descartar. No sería la primera vez que pasara.
 
Otra posibilidad, muy viable, es que ambos maquinistas vayan de farol y frenen en el último momento. Esta es la opción que más visos tiene de estar cerca de la realidad del teatrillo que tienen montado, porque estos maquinistas no son bobos, pero sí cobardes y sinvergüenzas, y saben que realmente no hay ningún motivo para un enfrentamiento a mátame o te mataré.
 
En el ADN de los maquinistas no está jugársela en los campos de combate, eso lo dejan para el “populacho” (el 1-O los que votaban o querían votar contra la Policía y Guardia Civil y ahora mismo el intento de implicar a los funcionarios catalanes para que se la jueguen desobedeciendo al Gobierno de la Nación) que somos siempre los que al final pagamos todos los patos.
 
También puede ocurrir (el destino ni se sabe ni está escrito) que alguno de los maquinistas, o los dos, calculen mal y se la den de verdad, cayendo ellos y los suyos. Eso abriría un duro pero interesante panorama, porque podría pasar cualquier cosa: que entrásemos en una dinámica ruinosa; que la convivencia entre españoles quedase seriamente dañada por muchos años; que nos sentasen encima la manu militare; que otras nacionalidades (históricas y no tan históricas) aprovechasen el momento… ¿Qui lo sá?
 
Total. No sabemos en qué va a quedar todo esto. Ellos tampoco lo saben aunque en sus manos esté decidir las acciones que determinan unos imprevisibles resultados. Están, consciente y cobardemente, jugando con fuego. No sé por qué me viene a la mente el viejo chiste:
 
NIÑA.- ¡¡Mamá!! ¡¡Mamá!! ¡Las lentejas se están pegando!
 
MADRE.- ¡Déjalas! ¡A ver si se matan!
 
Así de absurdo.

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