Trapos

Viernes, 06 Octubre 2017 16:51

Se llaman capotes y muletas los trapos usados para engañar a los toros en corridas, o capeas cortijeras por profesionales y también por aficionados llamados comúnmente maletillas. Las corridas de toros, según las autoridades competentes, son lo que han dado en llamar La Fiesta Nacional. Aquí no somos tan vulgares como por ejemplo los franceses, que celebran el 14 de julio como Fiesta Nacional, en conmemoración de la toma de la Bastilla y la instauración de la República o lo que es lo mismo: el fin de la monarquía. Aquí la Fiesta Nacional dicen que es muy divertida: a cada dos por tres se matan 6 toros y todo el mundo contento.
 
Normalmente los capotes y muletas son rojos porque parece ser que los colores llamativos hacen que los toros embistan más impetuosamente a la nada, al engaño. Los toros son normalmente animales pacíficos y nobles, de hermosa estampa y tranquila actitud, animales que pasan de los seres humanos a no ser que se les provoque. Son animales muy cercanos y muy de nuestras tierras, muy de nuestra cultura mediterránea, y han llegado a ser la estampa de nuestro país. El toro de Osborne es un ejemplo muy conocido de lo que estoy diciendo.
 
Los toros tienen pocas luces y mucho instinto, por ello, por el instinto de defensa, embisten cuando se les enseña un trapo colorado. No piensan, reaccionan tal como los toreros esperan. El vocablo “toreado” viene de ahí aunque parece, por su uso, que no tiene mucho que ver con los pobres animales.
 
Como decía existen distintos tipos de capotes. A muchos de esos trapos se le suelen llamar banderas y las hay de muchas clases, medidas y colores. Todas sirven para lo mismo, para provocar embestidas, pero cada una de ellas en una dirección distinta o contraria a las otras, por ello, si no desde que el mundo es mundo sí desde el principio de la Historia las banderas, al igual que las muletas, son los trapos que, hábilmente manejados, controlan y provocan las peores embestidas que los humanos nos proporcionamos unos a otros.
 
Si los humanos, a los que se nos supone una capacidad de raciocinio algo superior a los toros, supiésemos y pudiésemos evitar que el instinto primase sobre la inteligencia, evitáramos entrar al trapo y no se producirían las masacres que vemos todos los días en las noticias, es más, si al menos fuésemos más racionales que los toros, sabiendo lo que ellos no pueden saber y es que detrás de cada muleta hay un estoque escondido, podríamos hacer lo que los pobres animales no son capaces: en vez de entrar al trapo embestir al que lo maneja. Se acabarían las corridas de toros y también las guerras.

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