No saben lo que me alegra poder escribir al fin una columna para felicitar a quien corresponda, esta vez por la concesión de medallas de plata de la ciudad a Antonio Morcillo y Luis Madrid por sus largas trayectorias como dirigentes y líderes del movimiento ciudadano y por los muchos méritos acumulados como concienciadores y animadores de la Sociedad Civil. Medallas más que merecidas.
Yo creo que no puede existir una Ciudad Moderna y viva sin una Sociedad Civil bien estructurada y fuerte, que se haga oír participando y colaborando con las iniciativas sociales y económicas necesarias para adaptarse y/o promover avances de todo tipo. Una ciudad es un organismo vivo y requiere, además de los cuidados y mantenimientos propios del día a día, de personas preocupadas por “leer” el porvenir y discurrir por donde debe pasar la mejor gestión de los recursos propios y atraer en lo posible nuevas y modernas empresas que colaboren en el futuro desarrollo económico de la ciudad. Es lo que se supone que es la función de la política y es algo que no solo incumbe a ella sino a la sociedad en su conjunto. Una ciudad es importante y viva si contiene una Sociedad Civil fuerte y organizada capaz de ir colaborando y resolviendo con solvencia los retos de cada día.
Partiendo de ahí, reconocer los méritos de ciudadanos que han aportado sus esfuerzos y su capacidad organizativa y de liderazgo es lo menos que podemos hacer para recompensar a aquellos que han destacado sacrificando su tiempo y sin escatimar esfuerzos desde sus posiciones de base, como simples ciudadanos, colaborando y sumándose a la siempre imprescindible y necesaria labor crítica, así como también participando en proyectos de futuro.
Afortunadamente este pueblo siempre ha dado muestras de no estar falto de este tipo de personas y siempre se encuentra a alguien, en cualquier lugar y ocasión, dispuesto a promover y/o encabezar una movida interesante, apartados algunas veces de las líneas oficiales y otras veces a favor. No creo que a ninguna de estas personas les interese lo más mínimo este tipo de reconocimiento, creo que nunca han llegado a pensar en medallas o en calles.
Los honores los debemos realizar para nosotros mismos, sirven para que quede constancia a la ciudadanía del futuro de ejemplos que no debemos ni podemos olvidar. Tiene poco fuste y da poco de sí tener calles denominadas una “del Nogal” y otra “del Anouer” y no con el nombre de vecin@s destacad@s por la herencia que nos dejaron, por su buen hacer, por su implicación en los problemas del pueblo. ¿Qué suena mejor: “Plaza de la Independencia” o “Plaza de Ángel Perales”? ¿Qué tiene más y mejor sentido?
