El Grau Vell

Viernes, 15 Septiembre 2017 19:08

Es un hecho que el alcalde de la ciudad y su incondicional Teresa García, van a la suya, a tumba abierta, sin contar con el resto de los grupos políticos que sustentan a Compromís en la Alcaldía. El caso más flagrante se ve con claridad meridiana en lo que viene ocurriendo con el conflicto de Lafarge. Hoy mismo, sin ir más lejos, en declaraciones a este periódico, el portavoz socialista Francisco Crispín se queja de que se ha convocado la reunión de la Comisión Informativa Especial de Seguimiento del Convenio Lafarge Cementos SAU-Ayuntamiento, sin contar con nadie, no ya de la oposición, a la que desprecian absolutamente y de forma reiterada, sino del propio equipo de Gobierno, es decir, PSOE, EU.
 
Lo mejor de todo es que, ayer, después de que este periódico publicara la nueva propuesta de resolución planteada por Medio Ambiente, Taresa García volvió a echar el carro por las piedras, anunciando que el Ayuntamiento de Sagunto iba a presentar esta mañana, en la citada comisión, un dictamen desfavorable. Todo ello, naturalmente, sin contar con sus dos socios de Gobierno. Este episodio, que ya se empieza a considerar en las altas instancias de la Generalitat como «el día de la marmota», es auténticamente flipante.
 
Si no fuera porque unos tienen que cobrar a final de mes y otros buscan alcanzar su minuto de gloria, gestionando áreas del Ayuntamiento, ya hace mucho tiempo que el señor alcalde estaría bailando en la cuerda floja, pero, como hay que comer y hay que salir en la foto, al final pasa lo que está pasando, que el grupo de Compromís, con cinco ediles, maneja el Gobierno de la ciudad como si fuera un cortijo. De hecho, cuál sería el cabreo que cogió un día Miguel Chover que, según me cuentan, le presentó al alcalde la renuncia a sus delegaciones. Pero, superado el momento de acaloramiento, no llegó la sangre al río.
 
No hace falta ser nigún analista político de singular finura y olfato acentuado para darse cuenta de que la acción de este Gobierno es, sobre todo, antiporteña, podría citar muchos ejemplos que, sin embargo, ya enumeraré en otra ocasión. Bien por la gente de Compromís, que, fieles a sus principios, trabajan incansablemente en la consecución de un objetivo: la ciudad global. La impronta de Compromís se percibe claramente en este aspecto, hasta los ciegos la ven, y, entretanto, el resto de partidos que apoyan a los nacionalistas van dejando hacer, mirando para otro lado.
 
Por cierto, cuando aún colea el conflicto con Lafarge, los de IP ya hablan de montar una plataforma para defender el pantalán, que, según denuncian, lo quieren dejar caer para salvar el Grau Vell. Atentos.

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