Muy grave

Viernes, 22 Septiembre 2017 17:26

No tengo por costumbre hablar en este espacio de lo que ocurre fuera de nuestro municipio, pero en esta ocasión me referiré a lo que está pasando en Cataluña, que me parece de una gravedad extrema.
 
Hasta no hace mucho, PP y PSOE se iban alternando en el Gobierno de España con el apoyo de los nacionalistas. ¿Se acuerdan ustedes cuando el señor Aznar hablaba catalán en la intimidad? Todo eso, naturalmente, no era gratis. Desde Madrid se ha premiado a Cataluña con una fabulosa lluvia de millones. Era un toma y daca, yo te apoyo y tú me das. Puro mercantilismo. Tampoco perdamos de vista que durante estas décadas ha ido calando en Cataluña el mensaje de «España nos roba», alimentado desde la propia Generalitat, cuando, realmente, los Pujol eran quienes saqueaban.
 
Llegados a este punto, nos encontramos con un PP y una Convergencia atascados hasta las trancas en el fango de la corrupción. Así pues, nada mejor que poner en marcha esta distracción a la que ambas fuerzas políticas le van a sacar muy buen rédito. El PP, luchando contra los infieles que quieren romper la unidad de España y, enfrente, unos nacionalistas, que solo quieren ejercer su derecho a decidir, diezmados por la represión del Estado español. Todo muy épico. Entretanto, llevamos meses entretenidos con este enfrentamiento, absolutamente artificial y pernicioso que, desde luego, va a dejar muchas secuelas.
 
En tiempos del Generalísimo Franco, a los homosexuales se les aplicaba la ley de peligrosidad social y se les metía en la cárcel, sin embargo, hoy se permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, porque la ley, otra ley, así lo dispone. Se trata, por tanto, de adaptar la legislación, Constitución incluida, a lo que va demandando la ciudadanía. La Constitución del 78 será la ley de leyes, pero en ningún sitio está escrito que no se pueda cambiar, de hecho, bastaron 15 días para modificar el artículo 135. Es cuestión de que las partes se sienten alrededor de una mesa y negocien. No olvidemos que el texto constitucional, que en 1978 representó un avance muy grande, se hizo como se hizo, bajo las presiones dominantes, y, la verdad, después de cuatro décadas en vigor, no le vendrían mal algunos retoques.
 
Lo verdaderamente lamentable y grave es que por intereses político electorales se esté fomentando el enfrentamiento y el odio de los españoles hacia los catalanes y viceversa, porque después del 1 de octubre vendrá el día 2. Además, tanto los nacionalistas catalanes como los españoles saben que en un referéndum triunfaría el no, pero consultar al pueblo sentaría un mal precedente.

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Modificado por última vez en Viernes, 22 Septiembre 2017 20:09
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