Sagunt a Escena

Viernes, 15 Julio 2016 16:36

Llega a mis manos la publicidad del Sagunt a Escena y compruebo con alegría que, ¡por fín!, y tal como esperaba, se trata en cuanto cantidad y calidad de una programación digna y bastante completa. Atrás queda la larga noche pepera en que este festival se hallaba hundido en la más negra miseria. Aquello era voluntad política negativa, recuerden que, entre otras cosas, dudaron si derribar o no el Teatro Romano. Este año, si la memoria no me falla, esta programación es la más abundante en cantidad y con una calidad más que aceptable.
 
No puedo decir lo mismo del OFF ROMÁ, que contiene aquellas actuaciones que no se presentan en el Teatro Romano sino en diversos espacios de la población. Tienen también muy buena pinta pero se evidencia en los programadores un patente ánimo segregacionista, una exacerbación de lo saguntino. Lo explico.
Siendo que la programación del clásico Sagunt a Escena contiene diecisiete actuaciones de todo tipo a desarrollar en el Teatro Romano, desde ningún punto de vista puede ser presentable que el OFF ROMÀ contenga cuatro actividades en el Centro Cívico del Puerto y siete en diversos puntos del casco antiguo de Sagunto. Se trata de una evidente falta de respeto al Puerto y a sus gentes además de una discriminación más de aquellas que justifican los ánimos segregacionistas, y es que salta a la vista que 17+7 suman 24 frente a 4 para el Puerto: una incontestable evidencia.
 
Por otra parte, dejando a un lado el trato que de las nuevas autoridades está recibiendo el Horno Alto o el Museo de Arqueología Industrial y temas parecidos, quiero recordar a todos aquellos que se han querido olvidar de la antigua Nave de Talleres, que nadie todavía la ha dinamitado, que está ahí, que nos ha costado una pasta gansa su rehabilitación y puesta en marcha, que está perfectamente preparada y acondicionada para albergar eventos teatrales y de otros muy diversos tipos y que en estos últimos años parece pertenecer al olvido más absoluto.
 
NOTA.— Soy consciente de que esta columna me colocará de nuevo frente a la escopeta de los cazasegregacionistas. Es normal. Cuando tocas o pones el dedo en la llaga lo inmediato es recibir un bofetón aunque tu intención haya sido curar la herida. Cuando lamentas o te solidarizas con el pueblo palestino te convierten inmediatamente en un antisemita, poco menos que un nazi. Cuando haces notar o denuncias que, una vez más, los que piensan en saguntino olvidan generalmente que en el mismo paquete llevan también al Puerto o eres o te convierten, en un agente distorsionador y molesto al que hay que hacer callar. Qué le vamos a hacer. Así son las cosas.

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