Es demasiado frecuente, por desgracia, oír a gentes medianamente informados y progresistas criticar algunos gestos y palabras pronunciadas por Pablo Iglesias. Parece que este sea el principal culpable del fiasco electoral que tan amargo nos resulta.

 

No se trata para ellos que los valencianos premien la corrupción, ni tampoco el voto del miedo a Venezuela o a los comunistas, ni tampoco que votantes de izquierda no hayan sido consecuentes con la oportunidad histórica que representaba votar a la coalición Unidos Podemos; tampoco a la hábil e interesada manipulación de las encuestas, cosa que advertí en una reciente columna. No, la culpa de todo parece ser de Iglesias, de su chulería, de su talante avasallador y presumido.

 

A poco que uno tenga una mínima independencia mental y no se deje influenciar por la basura mediática que nos rodea hasta la asfixia, te das cuenta de que hoy mucha gente culpa a Iglesias del extraño resultado electoral sin tener para nada en cuenta de dónde venimos y donde estamos. Se intenta juzgar, al menos algunos lo pretenden, los aciertos o desaciertos de Pablo partiendo de las declaraciones y opiniones de tertulianos profesionales apesebrados convenientemente.

 

Para hacer una crítica a Pablo desde la izquierda lo último que hay que hacer, pienso, es valorar lo que puedan tener o no de cierto las críticas radiofónicas y o televisivas. Estas en la mayoría de los casos son interesadas y son la voz de su amo. Debemos aprender a pensar por nosotros mismos. Y no es que estemos solos, pero sí incomunicados porque los medios son lo que son y pertenecen a quien pertenecen.

 

Yo, por mi cuenta y en mi particular análisis de lo acontecido desde que hace dos años y medio surgió Podemos, tengo realizada una valoración más que positiva del fenómeno Podemos y de cómo está transformando la historia de este país llamado España.

 

En primer lugar parto de donde estábamos: indignados por los abusos y la desfachatez de los poderosos, pero desolados y desarmados por no tener a nuestro alcance ningún medio organizativo de defensa… y esto era así desde que Franco era cabo. Izquierda Unida lo intentaba pero no acertaba y el PSOE … estaba en sus cosas.

 

Por suerte vinieron Pablo y los suyos, gentes generosas y con mucho talento, que han sabido crear y mantener una organización y un ambiente de esperanza e ilusión desconocido hasta la fecha. Y ya han empezado a cambiar las cosas, piensa en ello, y lo mejor es que se percibe que pueden cambiar muchas más…

 

En estos momentos se puede hablar de una cierta decepción, vale, pero si pensamos en los cambios realizados y las expectativas actuales solo hay para mí una forma de valorar la situación y ésta es muy positiva. Pablo, eres grande. Gracias