La Unión Europea se va a convertir en la Unión Franco-Alemana (UFA), después de que el Reino Unido decidiera ayer, en referéndum, abandonar tan distinguido club. La marcha de los ingleses no es cualquier cosa, pues este país representa el 4% del PIB mundial, que no es ninguna tontería. La líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, ya ha pedido que se convoque un plebiscito en el país vecino para que los galos se pronuncien sobre la permanencia. Los mandatarios europeos se van a tener que pensar muy mucho si la senda por la que avanza la UE es la más adecuada, pero eso queda de su cuenta.
Los españoles podemos sacar algunas conclusiones de lo sucedido ayer en el Reino Unido, por ejemplo, que la calidad democrática española está a años luz de la inglesa, no solo porque allí se tiene en cuenta la opinión de los ciudadanos a través de referéndums vinculantes, como el celebrado para la independencia de Escocia o el de ayer sobre el Brexit, también porque en el país de la Reina Isabel no ocurren las cosas que suceden en la nación del Rey Felipe, más propias de regímenes bananeros. Me refiero a la corrupción generalizada, espionaje político desde el propio aparato del Estado y una justicia inoperante que genera enorme impunidad. Además, en el Reino Unido, cuando algún dirigente político es sorprendido con el carrito de los polos, dimite inmediatamente, aquí no los echas ni con el Cucal.
Por otro lado, la marcha de los ingleses da pie a otro debate: la conveniencia de seguir en la nueva Unión Franco-Alemana de la austeridad, porque, por ejemplo, si los países miembros no se pueden financiar directamente del Banco Central Europeo al interés oficial, y tienen que seguir recurriendo a los mercados, las consecuencias son, como estamos viendo, el crecimiento artificial del endeudamiento, que sólo conduce a la ruina. Una forma como otra cualquiera de transferir dinero público a bolsillos privados. O sea, un expolio en toda regla. Pero no deben de preocuparse los mercados, ni los banqueros, los partidos políticos españoles, por lo menos los tradicionales, no someterán este tema a consulta popular, ya saben que los referéndums los carga el diablo.
Hablando de votaciones, recuerden que este domingo hay que ir a votar. Que cada cual apoye a quien le de la gana, pero hay que ir a echar las dos papeletas. Por si les sirve de algo, les diré que mis preferencias pasan por un partido que no cuestione la economía de mercado, que luche contra la corrupción, que aplique políticas económicas con amplio compromiso social y que avance en la conquista de mayores libertades individuales. Vayan a votar, por favor.
