El glifosato

Viernes, 20 Mayo 2016 16:17

En estos días se está decidiendo en el Europarlamento la prórroga de la autorización al uso del discutido pesticida, sospechoso de ser cancerígeno, denominado glifosato, uno de los herbicidas más usados. Seguramente cuando este artículo se publique ya se habrá producido y votado la resolución definitiva sobre este tema. Mientras que la OMS (Organización Mundial de la Salud) poco sospechosa, considera cierta la posibilidad de que sea cancerígeno, la EFSA (siglas en inglés de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) nos dice que “ve improbable” que esta sustancia pueda generar cáncer en humanos. Parece ser que el resultado está en manos de la mayoría neoliberal y que lo único que aceptan son algunas restricciones, como acotar el uso de esta sustancia para usos “profesionales” y que no se emplee cerca de centros educativos y parques infantiles. Una burla.
 
Estudios de la OMS, además de un grupo de 96 científicos que aportan estudios propios sobre el tema, acusan de “errores graves” encontrados en los positivos informes de la multinacional todopoderosa Monsanto. Afirman que ya hoy en día se pueden ya encontrar trazas de glifosato en cualquier análisis específico que se realice en seres humanos y que ello muy probablemente incide en los problemas de cáncer que padecemos.
 
Es curioso que los eurodiputados mayoritarios en la cámara y pertenecientes a las corrientes neoliberales encuentren ”irrelevantes” las pruebas aportadas por la OMS, Equo, o el grupo de 96 científicos independientes en contra del uso del glifosato mientras que las aportadas por Monsanto y la EFSA les sean fiables. Curioso. Muy curioso. ¿Por qué?
 
Porque mientras que los informes aportados por la OMS y el de los 96 científicos independientes son públicos y están al alcance de quien quiera verlos o estudiarlos, los estudios de la EFSA (organismo público europeo) y los de Monsanto están rodeados del mayor de los secretismos. La EFSA se niega a publicar las pruebas científicas que ha empleado para evaluar el glifosato, además de una revisión independiente de los resultados. Aducen que existe un marco legal sobre la propiedad intelectual y la confidencialidad empresarial que prohíbe la publicación de informes completos y otros datos. Es decir: que para nuestro neoliberal parlamento europeo lo importante es la propiedad intelectual y lo de menos la salud de los europeos.
 
Nos encontramos de nuevo con el secretismo de los poderosos caciques que controlan el Parlamento, al igual que en las negociaciones del TTIP. De nuevo los eurodiputados no tienen derecho a conocer de primera mano los acuerdos, datos o documentos que les conciernen y que en un momento dado van a ser llevados a la cámara para su aprobación.
 
Esta Europa no es la que nos habían vendido, la que nos ilusionó. Por mí ya pueden metérsela por donde les quepa.

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