Europa (¿)

Viernes, 13 Mayo 2016 15:13

El pasado lunes día 9 se celebró (¡) el día la Unión Europea. ¿Quién celebra tal cosa?
 
La celebración, en la mayoría de los ciudadanos produce expresiones de sarcasmo y a veces hasta palabras de trazo muy grueso. Se intenta conmemorar la unión de los europeos acerca de un proyecto continental, solidario, aglutinador, capaz de suavizar los históricos enfrentamientos nacionales que frecuentemente a lo largo de la historia nos han asolado, a la vez de potenciar las economías y el conocimiento de todos.
 
Sí, ese proyecto era ilusionante para la mayoría de europeos, muy especialmente para los españoles, quienes veníamos de una larga dictadura y con una estructura económica tercermundista. Europa era para nosotros un sueño esperanzador. Creo que ha sido la primera vez que de verdad nos hemos sentido europeos. Durante este tiempo hemos mantenido nuestra esperanza en esa Europa soñada que nunca se terminaba de materializar, pero que determinados proyectos como la moneda común, el tratado de Maastricht (¡cuánta razón tenía Anguita!) y otras iniciativas parecían avalar y hacernos creer que, aunque con sus naturales altibajos, valía la pena seguir apoyando la idea de una Europa de todos.
 
Hoy ya no es así. Por múltiples razones, como el miserable maltrato a los griegos, o las resoluciones sobre los refugiados sirios, por poner solo dos ejemplos, han pulverizado muchas ilusiones europeístas; el comportamiento financiero de las “troikas” o el Banco Europeo apoyando a la banca frente a los pueblos han echado más leña al fuego y, para mí, lo que es totalmente determinante e intragable es el comportamiento de los poderes fácticos ante la negociación del tratado TTIP. Creo que tenemos ante nosotros la mayor prueba de desvergüenza y comportamiento antidemocrático posible desacreditador de esta Europa de los mercaderes.
 
No podemos apoyar a una Europa donde los poderes fácticos usurpan el poder de sus propios parlamentarios elegidos democráticamente, capaces de negociar en secreto y a sus espaldas un tratado en el que se ventilan innumerables cuestiones que, de seguir adelante, cambiarían totalmente la fisonomía de nuestros países dejando a nuestros futuros gobiernos sin autonomía ni capacidad de decisión frente a las multinacionales y los poderes financieros.
 
No necesitamos conocer el resultado de estas negociaciones. Basta con el hecho de que se esté negociando sin que haya debate en los Parlamentos, ni el Europeo ni en el Español, que se trate de un secreto que solo conocen los muy poderosos; eso basta, repito, no solo para rechazar el tratado TTIP sino también para rechazar a esa Europa que, desde luego no es la mía, no la que yo deseaba.
 
Es imprescindible que entren en el futuro gobierno de este país personas capaces de plantar cara a esta situación y, si no pudieran transformar la actual Europa en algo más decente, que la mandasen a paseo. Imprescindible.

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