La revolución

Viernes, 27 Mayo 2016 16:51

Tengo la percepción, que parece cierta, de que aquellos que necesitamos que este país cambie, a los que nos urge la restauración del estado de bienestar que los dos grandes partidos se han cargado, estamos viviendo momentos de angustia y a la vez de ilusión. Angustia sí, porque las dificultades a las que nos enfrentamos son muchas y algunas de ellas dan la impresión de ser insalvables. La dificultad para echar de las instituciones a los chorizos comienza por sacar de ellas a los partidos que las han fagocitado hasta ahora. Eso es algo tan imprescindible como difícil porque hay millones de conciudadanos que de buena fe se han acostumbrado a votarles y no ven, o no tienen la capacidad de ver, que estos partidos están podridos no únicamente por los corruptos que los dirigen, sino también por los usos y costumbres establecidos en sus ADNs, por los vicios acumulados en ellos al cabo de tantos años. Hoy ya no se ve posible una renovación porque lo suyo no es que estén enfermos sino podridos.
 
La dificultad para superar y desbancar a estos partidos, con ser grande, no es lo peor, las hay mayores aún, como superar la más que previsible actitud de la Europa de los Mercaderes a la que, desgraciadamente, pertenecemos. Véase como muestra la actitud vampiresca de esta hacia el pueblo griego y el daño que pueden llegar a hacer.
 
Y hay más problemas, algunos de ellos en nuestra propia casa: los bancos, el poder financiero por ejemplo. En cuanto vean que un gobierno intenta recuperar, aunque sea levemente, un poco de justicia social y un mejor o más humano reparto de la riqueza tropezaremos con ellos como tantas y tantas veces ha ocurrido a lo largo de la historia.
 
Esas son nuestras angustias. Pero antes hablaba de que, además, vivimos estos momentos con ilusión puesto que por primera vez en muchos años se están produciendo acontecimientos que nos hacen ver que es posible, que quizás sí se puedan cambiar las cosas. Para ello era necesario que la gente, mucha gente, decidiésemos plantar cara y trabajar con todo el empeño del mundo en un proceso de limpieza y cambio.. y eso está ocurriendo ya. Pero también es imprescindible que aquellos que aún no se han sumado al cambio lo hagan, que no esperen que la “revolución” les solucione las cosas, que los “revolucionarios” les saquen las castañas del fuego. Aquí la única REVOLUCIÓN posible es que cada cual revise su modo de vivir, su modo de habitar el planeta, su modo de ser persona, su forma de contribuir al bienestar general, su forma de participar. Cada cual ha de realizar su propia revolución personal. No hay otra. Y no olvidar nunca que unidos podemos.

Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Lo último de Miguel Álvarez Lozano

Más en esta categoría: « El glifosato ...lo que es del César »

 

 

SUCESOS

SALUD