Antisistemas

Sábado, 23 Abril 2016 01:14

Es claro que existe en este país una gran indignación que no se limita exclusivamente, como parece inducirnos la prensa, al hecho de que el tema de la corrupción ya se  parezca a aquello del “día de la marmota”. El país, además y sobre todo, está indignado por el más que evidente y continuado retroceso socioeconómico recientemente sufrido, por el aumento de la desigualdad, por los recortes, por la insolidaridad del estado liberal y por la corrupción institucional. 

La alternativa frente a la desigualdad y la gestión liberal-conservadora de la crisis es la democracia social. Esto es, fundamentalmente ymuy resumido, lo que defienden aquellos que participaron en el 15 M y los que nos sentimos representados por ellos, muchos de los cuales están en las filas de los nuevos partidos.

La creciente protesta social, muy crítica con las élites gubernamentales y con el sistema, no es un movimiento antipolítico,como nos quieren vender, sino todo lo contrario: se trata de un movimiento renovador y de cambio que busca profundizar en la democracia, un movimiento que promete regenerar las instituciones, un movimiento que busca poner coto a la desigualdad y a los privilegios, implementar por primera vez unas reformas en profundidad que favorezcan al conjunto de la sociedad. No es ni se trata, como decía, de un movimiento antipolíticoni antisistema sino que, muy al contrario, busca incrementar la participación cívica, garantizar el respeto a las instituciones, pero también a los compromisos sociales y democráticos de dichas instituciones con la ciudadanía lo que conlleva, entonces sí, a una verdadera democratización del sistema político. Se trataría de una profunda transformación del Estado, lejos de la manipulación prepotente, corrupta y regresiva que hasta ahora le ha venido sometiendo la gestión del neoliberalismo.

No se trata por tanto de “antisistemas” que quieran romper nada, ni España ni ninguna otra cosa, sino de gentes con nuevas ideas e ilusiones que pretenden, utilizando exclusivamente los medios democráticos a nuestro alcance, construir un verdadero estado social de derecho en el que no tengan cabida gestores más cercanos a los charlatanes de feria que a servidores de lo público.

No se puede demonizar ni tachar de antisistemas a aquellos que pretenden avanzar en mayor igualdad social, más participación, más libertades individuales y colectivas. Estos nuevos líderes no solo ponen el acento en las mejoras sociales y económicas sino también conceden gran importancia a la gran tarea democratizadora y de recomposición institucional y representativa que está por hacerse. La democracia no se puede separarde su contenido social.

Seamos avisados. Sospechemos de aquellos periodistas, tertulianoso políticos que utilizan el calificativo de antisistema como arma arrojadiza contra los reformadores. Como poco, queda claro que la palabreja esconde la tramposa intención de no debatir de verdad, de no poner encima de la mesa argumentos serios.       


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