Día de la raza

Viernes, 16 Octubre 2015 15:18

El revuelo que ha montado la caverna mediática a propósito de la decisión de Ada Colau de no participar en los actos para la conmemoración del doce de octubre me anima para hacer algunas consideraciones sobre el tema.

Es hipócrita y falso hacer aspavientos acerca de este tema cuando saben de sobra que el español culto y progresista desde siempre está en contra de cómo se plantea esta celebración.

Fundamentalmente no se está de acuerdo en que una fecha en la que se conmemora el encuentro de América con Europa se celebre como un “descubrimiento” ya que los americanos la habían descubierto miles de años antes. Tampoco es lógico que esta celebración se haga a espaldas de los pueblos de América, pero sobre todo de los pueblos hermanos de Iberoamérica.

Lo peor de todo es que estas celebraciones se producen del modo y forma más inoportuna y estúpida posible: el acto central de la dichosa conmemoración es un gran desfile militar…. ¡muérete! ¿Nadie se ha preguntado qué pensaran de esto los millones de personas que conforman los actuales países americanos, sobre todo los latinos, aquellos que necesitaron derrotar a ese ejército para conseguir su independencia? ¿No se dan cuenta de que se trata de una provocación tan absurda como estúpida?

Lo importante para nosotros en este momento sería que esos vínculos existentes entre nuestros pueblos se reforzasen y se ampliasen lo más posible para no perder la oportunidad y las ventajas que nos ofrece la Historia de servir de vínculo y puente entre América y Europa.

El doce de octubre es muy importante para todos, se tendría que enfocar como celebración de un encuentro entre pueblos hermanos, unidos muchos de ellos por el idioma y el mestizaje. Sería muy importante que España liderase ese encuentro y para ello suprimiese todo aquello que suponga obstáculos o suspicacias para que los pueblos y dirigentes de los países americanos se sumasen a dichas celebraciones; habría que tomarse en serio el acercamiento real y efectivo, además del afectivo, a los pueblos hermanos de América. Para todo ello sobra el ejército, la legión y la cabra. Dicho de otro modo: mientras la celebración se haga con demostraciones de fuerza no hay nada que hacer. ¿Vamos entendiendo mejor a la Colau?

El título de esta columna no les dirá nada a las nuevas generaciones pero a los que tenemos algunos años nos recordará que aquella era la denominación que el franquismo le daba a esta celebración. No haría falta comentario porque se comenta por sí solo, pero parecemos olvidar que, aparte el dichoso nombrecito, apenas han cambiado los actos que se programaban en aquellas conmemoraciones fascistas. Y es que nos falta mucho todavía para reconvertirnos en demócratas.


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