El Reparto II ¿Socializado o capitalizado?

Sábado, 24 Mayo 2014 00:07

 
El problema de la distribución o reparto equitativo de las rentas, que como ya decía en la primera parte, es el mayor problema del capitalismo y que fue el mayor problema del socialismo real o comunismo en la URSS, en China en Cuba… y por eso se fueron ¡al carajo! todas estas sociedades sin propiedad privada y con el reparto igualitario de las rentas. El capitalismo se tambalea a causa de este enorme problema (el de distribuir las rentas) pero no cae, persiste y resurge con más fuerza y con una más justa redistribución, o al menos conformando a una mayoría, las llamadas clases medias, y así hasta la próxima crisis.
 
Por tanto, parece lógico que antes de repartir se deben obtener los bienes o riquezas. Justamente en el capitalismo es primordial la creación de riquezas, y no, como se reparten, para eso ya está el propietario. Hoy con el neocapitalismo democrático, se le ha complicado al propietario “El Reparto” a su aire, pero a pesar de las leyes y convenios… sigue siendo quien reparte y quien se queda con la mejor parte. Todo lo contrario ocurre en la filosofía socialista donde es primordial la distribución igualitaria de la riqueza, y no como se ha de producir esa riqueza. Así que bajo el socialismo (No la socialdemocracia PSOE) el problema de la distribución de rentas se resuelve con cuatro principios diferentes:
 
1) La igualdad per cápita. Toda persona es igual y no superior.
 
2 ) La distribución proporcional a los servicios prestados a la comunidad .
 
3 ) La distribución según las necesidades de cada cual.
 
4 ) La distribución en función de si el individuo es más o menos digno.
 
Además, estos principios se pueden combinar de diversas maneras. De hecho en los estados del socialismo real, se han ensayado de forma despótica, clasista y elitista, con una, o varias mezclas de las cuatro. El problema de la distribución es también una característica que produce problemas al socialismo real, aunque el socialismo teórico no lo vea o no lo quiera ver.
 
Si repasamos brevemente la teoría económica neoclásica del mercado de trabajo (el enfoque liberal de los empresarios), plantea el mercado de trabajo como un mercado típico de oferta y demanda con un punto de equilibrio donde se determina el salario real y el nivel de ocupación. Este enfoque determina a dos grandes enemigos: estado y sindicatos. El empresario acusa a los sindicatos de ejercer un monopolio en la oferta de trabajo y de provocar rigidez juntamente con el estado (salario mínimo, convenios colectivos) que, según ellos, provocan paro y salarios excesivos. La receta, que es la que se aplica actualmente en las sociedades capitalistas como la española, lógicamente va en la línea de disminuir el poder de los sindicatos y desregular el mercado de trabajo, formula básica aplicada por el gobierno del PP para estimular la competitividad y la inversión de capital extranjero.
 
Por otro lado, la teoría keynesiana plantea que el mercado de trabajo es igual que el propuesto por la teoría neoclásica, pero en este caso la cantidad de trabajo se determina en el mercado de bienes (oferta y demanda agregadas) siendo dado el salario. Según Keynes el mercado de trabajo no se puede estudiar separado de otros mercados (mercados de bienes y de dinero). Para Keynes no son los elevados salarios los causantes del paro, sino la insuficiencia de demanda agregada (consumo privado, consumo público y sobre todo el componente más volátil, que es la inversión de los empresarios). Por lo tanto, es necesario que los empresarios tengan perspectivas de inversión y beneficios para que contraten trabajadores. Como receta plantea que no es bueno bajar salarios porque a largo plazo hace que disminuya el consumo y por lo tanto los beneficios, pero tampoco es bueno subirlos porque se pierden beneficios que se podrían utilizar para reinvertir. Las recetas keynesianas se aplicaron entre 1930 y 1980 aproximadamente. Ambas teorías, tanto la neoclásica como la keynesiana, creen que es posible la plena ocupación (pleno empleo) en una economía capitalista siguiendo las recetas comentadas anteriormente.
 
Sea como sea, el caso es que para hacer “El Reparto” primero hay que hacer la tarta. Por otra parte es incompatible la búsqueda del máximo beneficio con la búsqueda del máximo bienestar social y por tanto la plena ocupación y una distribución justa de la renta. Al empresario le interesa tener más demandantes de puestos de trabajo que no puestos ofertados, o sea que haya paro, para obtener costes salariales bajos y facilidades de despido, adquirir disciplina del empleado motivada por el miedo al despido.
 
Cualquiera de los dos sistemas de “Reparto” o distribución de rentas, el socialista o el capitalista, le será más o menos injusto. Usted puede elegir como y quien le repartirá las rentas y le cobrará los impuestos. ¿Quiere usted ser capitalizado o socializado?
 
 

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Modificado por última vez en Sábado, 24 Mayo 2014 12:30

 

 

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