El pasado sábado se inauguraba la semi rehabilitada zona este de la Ciudad Jardín, más conocida como La Gerencia. Hay que felicitar al Ayuntamiento. por este avance, pero muy especialmente a aquellos que en su día pelearon para hacerlo posible: La Comisión Ciudadana para la Defensa de la Gerencia, e Iniciativa Porteña. Los primeros porque, a finales de siglo, en un momento en que los empresarios del ladrillo ya le habían puesto el ojo encima al sabroso pastel, supieron aunar a diversas entidades locales y al pueblo en su lucha para insistir sobre la necesidad de que la Gerencia fuese pública. Los segundos, porque supieron aprovechar la única ocasión en que lograron participar en un equipo de gobierno para conseguir la cesión al pueblo de esta parte tan importante de nuestro Patrimonio Histórico.
A mí me ha gustado lo visto. No soy un experto, pero me parece bastante acertada la actuación realizada, sobre todo por la parte que no se ve, el subsuelo; según parece, se han realizado en él las actuaciones imprescindibles para dotar a la zona de las infraestructuras necesarias, agua, electricidad, desagües, fibra óptica… por otro lado me gusta mucho su conexión con la Alameda, eso rompe bastante con el tradicional aislamiento de esa zona y significa un paso importante para su incorporación al resto del pueblo. Solo falta que el Ayuntamiento empiece ya, de una vez, a poner en valor ese esfuerzo económico y se decida a emplear alguno de esos edificios en cubrir adecuadamente alguna de nuestras muchas necesidades de espacios sociales o culturales.
Jamás deberíamos olvidar que este avance para el pueblo se debe fundamentalmente a aquella iniciativa popular que bajo el slogan “Gerencia Pública ya” hizo que el pueblo se concienciase y movilizase presionando a las autoridades locales y provinciales para revertir el seguro y enladrillado destino que le esperaba en manos privadas. Lejos parecen quedar los tiempos en que los ciudadanos más ¿escépticos? nos decían que estábamos locos por aspirar a recuperar para el pueblo algo de tanto valor, donde confluían intereses de poderosos e influyentes actores, que luchábamos contra molinos de viento y que, en el improbable caso de que se consiguiese la titularidad de los terrenos ¿cómo y con qué dinero se acometería su rehabilitación y puesta en valor?
Hoy día, tenemos una situación bastante parecida con el tema del Malecón de Menera. Las similitudes son muchas: unos terrenos que fueron utilizados por una empresa hoy desaparecida, unos promotores particulares que ven que ahí hay un sabroso bocado especulativo y, unos ciudadanos que se preocupan por el futuro del pueblo, sus necesidades y por el mejor aprovechamiento posible como pulmón de esa zona tan sensible como es el barrio de la Marina y zonas adyacentes: la Plataforma por un Malecón Público y Verde.
