Brasil

Jueves, 11 Octubre 2018 12:40

Las elecciones brasileñas, al igual que la ola de ascenso del fascismo que invade Europa, sumadas a la reciente concentración de ultras en Vistalegre, están dejando perplejas a las izquierdas que no saben muy bien cómo interpretar el sinsentido de que las clases populares voten a formaciones políticas que destacan precisamente por el daño que producen a sus propios pueblos con sus fórmulas radicales, machistas, racistas, homófobas y xenófobas. La Historia está repleta de ejemplos. Lamentablemente, siempre que la ultraderecha ha tenido oportunidad de gobernar la cosa ha servido para escribir las peores y más sangrientas páginas, y, curiosamente, los más perjudicados han sido los propios ciudadanos. Eso sí, los más ricos siguieron engrandeciéndose a costa del pueblo.

Ser de izquierdas significa, es, señal de pertenencia al colectivo de aquellos que se sienten obligados por su ideología y conciencia social, a analizar e interpretar los cambios sociales, aquello que sucede a nuestro alrededor, todo visto desde un punto de vista racional. Para analizar seriamente la res pública, diferentes pensadores a lo largo de la Historia nos han iluminado con la claridad de su pensamiento y sus aportaciones han sido muchas y variadas. El resto queda en nuestras manos, depende de nuestra honestidad intelectual y nuestro esfuerzo para comprender la realidad del mundo en que vivimos.

Las recientes noticias de Brasil y Vistaalegre me han hecho recodar unas palabras de Bertold Brecht, el gran dramaturgo alemán, perseguido por los nazis por decir cosas como estas: «El peor analfabeto es el analfabeto político. Él no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. Él no sabe que el costo de la vida, el precio del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado o de las medicinas dependen de las decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe el muy imbécil que de su ignorancia política nacen la prostitución, los menores abandonados, los asaltantes y los peores bandidos: los políticos corruptos y los lacayos de las empresas nacionales y multinacionales».

Muchos analistas políticos no entienden (tampoco yo) cómo es posible que un país como Brasil, donde durante los últimos años en que gobernó la izquierda (dejando aparte errores y corruptelas probablemente ciertas) el país alcanzó un lugar preponderante en el mundo, saliendo de la pobreza más de treinta millones de brasileiros, cómo es posible, repito, que un populista impresentable, matón, xenófobo y machista, se haya hecho con casi la mitad de los votos del país.

A lo peor es que esos treinta millones de agraciados por las políticas de Lula son analfabetos políticos y creen que así blindan su nuevo estatus económico. La llevan clara.


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Lo último de Miguel Álvarez Lozano

Más en esta categoría: « Volveremos Las ranas »

 

 

SUCESOS

SALUD