«Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema perdure, nombra una comisión». Esta frase, atribuida a Napoleón Bonaparte, viene como anillo al dedo para referirse a la Comisión del Agua, recientemente constituida. Lo que a todas luces es una privatización encubierta del servicio de agua potable, con el que se transfiere riqueza pública a manos privadas desde la más absoluta legalidad, atendiendo así a los principios neoliberales más ortodoxos, ha producido el rechazo en amplios segmentos de la población, que, con resignación y mucho cabreo, ha visto como ahora paga hasta un 80% más por el mismo servicio que recibía antes. Ante esta subida de auténtico escándalo, se puso en marcha un movimiento ciudadano, al margen de los partidos políticos, para tratar de reconducir esta situación. Me estoy refiriendo a ‘El agua no es un negocio’, donde estaban integrados el movimiento vecinal y los agentes socioeconómicos, entre otras entidades.
Sin embargo, a la mayoría de los partidos que forman parte de la Corporación municipal de Sagunto, no les hace ninguna gracia que, estando a un año de las próximas elecciones municipales, haya un grupo de organizaciones denunciando lo que está ocurriendo con el tema del suministro del agua. De ahí que, finalmente, haya sido el propio Ayuntamiento el que haya auspiciado una comisión especial para abordar este tema. Ni que decir tiene que, de esta manera, se pretende neutralizar al movimiento ‘El agua no es un negocio’, que puede quedar diluido en la citada comisión, perdiendo, además, toda la iniciativa.
A nadie se le escapa que desde dicha comisión se va a perder el tiempo y no se va a resolver nada, por tanto, no tendrá ninguna utilidad real para los vecinos, mientras que los directamente beneficiados van a ser los partidos políticos que, mediante esta táctica, podrían sofocar ese movimiento ciudadano que estaba empezando a ocasionar algún quebradero de cabeza. Como he dicho, no conviene que a las puertas de las elecciones municipales haya gente recordando quiénes fueron los artífices de esta privatización encubierta del servicio de agua potable.
No sé si realmente se va a lograr, con esta comisión trampa, que ‘El agua no es un negocio’ quede reducida a nada, al menos, hasta que pasen las elecciones de mayo de 2019. De ser así, sus integrantes demostrarían muy poco tino, aunque cosas más raras se han visto, desde luego. En todo caso, siempre nos quedará la investigación de la UDEF y su ‘Operación Flotador’. A ver si con un poco de suerte suena la flauta y estos caballeros aportan algo de luz ante un asunto que tiene todas las trazas de ser muy turbio.
