Encuestas, debates en TV, noticias en los periódicos, cualquier cosa es buena para darnos a entender que uno de los principales problemas del país es la corrupción…. y otra vez, una vez más, nos engañan y nos llevan a su huerto.

 

Corrupción hay en todas partes y es algo natural (todo lo natural no es bueno) Existe un refrán que alude a que todo molinero termina manchado de harina. Si hablamos de corrupción y solo nos centramos en ello terminamos por desanimarnos y resignarnos, darnos al fatalismo, a sufrirla. No.

 

No es bueno hablar demasiado de corrupción, desmoraliza, desanima. Deberíamos centrarnos en la raíz del problema y esta es, sin lugar a dudas la IMPUNIDAD. Ese es el tema. Hablemos de impunidad. En todas partes hay corrupción, pero hay países en los que la sociedad, al menor atisbo de corruptela, pone en marcha sus mecanismos de protección y minimiza o elimina el problema.

 

Aquí no. Aquí vemos en las TV a los corruptos convictos y confesos, esquiando o veraneando en su yate, en ocasiones en compañía de políticos amigos, con entrevistas realizadas en cárceles donde los presos alaban la elegancia y buenas maneras de los Bárcenas y los González… convirtiendo a los Marios Condes en tertulianos que pontifican sobre la economía del país y sobre la poca honestidad de los políticos de izquierda…

 

Estos personajes, gracias a los medios, se convierten en celebritys, en modelos a seguir, porque demuestran que todo lo que sea arañar en la caja de todos, el dinero público, ni es pecado ni se persigue. ¿Que te pillan destrozando a martillazos un disco duro, prueba de la financiación ilegal de tu partido? No pasa nada. ¿Que para juzgar a Fabra hizo falta que su caso pasase por 11 asustados jueces que no se atrevían con él, que una de ellos, una jueza, renunciase a su profesión para evitar tener que juzgar ese caso y que al final de la película lo vemos paseándose por su aeropuerto tan feliz disfrutando de los millones que le tocaron en la lotería? No pasa nada.

 

¿Qué se puede deducir de que dos locos llamados Garzón y Elpidio, hayan sido expulsados de su profesión por atreverse a procesar a improcesables? ¿Qué pensarán estos del pueblo español? ¿Seguirán creyendo que este pueblo merece su sacrificio personal en aras de la justicia y el bien común?

 

Aquí el tema está claro. La impunidad no solo garantiza la falta de justicia ante la corrupción sino que además invita a que la haya. Ya saben que el precio es muy barato: en el peor de los casos unos meses en una cárcel de primera y luego a disfrutar de tus merecidos millones.