A mediados de abril, algún vecino colocó un cartel, clavado en un árbol, en las proximidades del canal situado al final del paseo marítimo, en la zona de Ciudadmar. El texto que rezaba era el siguiente: «Kiko Fernández hasta cuando tenemos que aguantar el olor de este canal. Menos prometer y más actuar. Como alcalde, mandalo limpiar. Gracias». Esta protesta anónima, vecinal, originó alguna noticia en prensa. Ni que decir tiene que, inmediatamente, alguien retiró el susodicho cartel, pero el canal continúa exactamente igual, con el agravante de que, casi un mes después, las temperaturas son bastante más elevadas.
Hace unos días, leyendo una noticia sobre los cursos que prepara el Ayuntamiento para combatir el mosquito Tigre, me quedó claro que las aguas estancadas en este desagüe constituyen un magnífico caldo de cultivo para que proliferen estos insectos, de ahí que me sorprenda mucho que se quiera alertar a la población para que, por ejemplo, no dejen agua en las macetas y, sin embargo, no se haya hecho nada para evitar el estancamiento de aguas, posiblemente fecales, en esta punto. Me parece muy correcto que el cuatripartito municipal haya pedido fondos a Europa para financiar la actuación necesaria que permita subsanar este problema, pero algo habrá que hacer para mantener ese canal en condiciones, hasta que esas ayudan lleguen, porque, dejar abandonado este desagüe hasta que suene la flauta, es una forma como otra cualquiera de buscarse un pretexto para no hacer nada.
No voy a entrar en las críticas que realiza el edil de IP, Juan Guillén, sobre lo rápido que se han obtenido ayudas para el castillo y la prolongada demora en subsanar este problema. A mi criterio son cuestiones que no se pueden comparar, pero, en todo caso, sí que podemos enumerar una serie de aspectos más importantes, que siguen pendientes de resolución: Plaza de la Concordia, el paseo marítimo, el malecón de Sierra Menera, el solar de la Alameda del Consell, el Polideportivo ubicado junto al cementerio, el Museo Industrial, el Horno Alto, la Nave de Talleres, el puente entre el Puerto y Canet, el Sendero Azul, la culminación de la avenida del Delta del Río, que no tiene salida, y no incluyo en este paquete el pantalán y la integración del puerto marítimo en la ciudad, porque eso ya son palabras mayores que tampoco dependen, exclusivamente, del consistorio.
O sea que mientras en el casco histórico, pasito a pasito y con el dinerito de todos, se va haciendo caminito, cosa que me parece muy bien, los vecinos del Puerto no corren la misma suerte. Eso, precisamente, es lo que ya no me parece tan estupendo. La pancarta de IP ya ha servido para algo.
