Esta semana, al conocerse el contenido del anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2017, nuestros políticos locales y autonómicos han puesto el grito en el cielo. Todos ellos han coincidido en resaltar lo que ya viene siendo un clásico, que el Gobierno de España se ha vuelto a olvidar de la Comunidad Valenciana a la hora de repartir los dineros públicos. Figúrense de que magnitud será la avería, que hasta el propio Partido Popular en las Cortes Valencianas, bajo la nueva presidencia de Isabel Bonig, también apoyó la declaración institucional unánime del parlamento autonómico, en la que se manifiesta de forma inequívoca el rechazo a esta propuesta presupuestaria del ministro Montoro. Mucho ojo, porque el mensaje que desde Madrid están mandando a los valencianos también es meridiano: «hasta que no vuelva el PP a la Generalitat, a Valencia ni agua».
Del anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2017 ha desaparecido hasta el millón de euros que se incluyó para la reindustrialización del Camp de Morvedre en las cuentas de 2016, lo cual no deja de ser una anécdota, si tenemos en cuenta los escasos recursos que se han destinado para las infraestructuras más vitales, como, por ejemplo, la modernización de la línea de ferrocarril de Sagunto a Zaragoza, que es absolutamente necesaria para que las mercancías de Aragón puedan embarcar por los puertos de Valencia y Sagunto, que son, afin y al cabo, las salidas naturales por mar de la región aragonesa.
Estos días, al escuchar al presidente valenciano, el socialista Ximo Puig, lamentarse porque la Comunidad Valenciana es la última en el ranking de inversión del Estado por habitante, aunque es una de la que más aporta, enseguida he recordado que fue la abstención del PSOE, precisamente, la que permitió al PP alcanzar el Gobierno de España, así que ahora sirven de poco las lamentaciones. Por otro lado, lo que está ocurriendo también refleja que este sistema de las autonomías es completamente injusto. Aquí, con la escusa de que hay que ser solidario, unos ponen la pasta y otros se la llevan cruda. Una cosa es solidarizarse con otra región porque hay una catástrofe, por poner un ejemplo, y otra bien diferente es lo que está ocurriendo en este país desde que se puso en marcha el sistema autonómico. Creo que la solución pasa, necesariamente, por la implantación de una España federal.
A los catalanes, desde que se quieren independizar, parece que les está empezando a ir mucho mejor, pues el Gobierno nacional los tiene más en cuenta a la hora de repartir los dineros del presupuesto. A ver si va a ser ese el camino...
