Unidad popular

Viernes, 11 Septiembre 2015 17:11

Parece que se va aclarando el panorama para aquellos que demandábamos un solo programa y una sola lista de unidad popular para las próximas elecciones.

La crisis ha ayudado a mucha gente a percibir que los dos grandes partidos son las dos caras de la misma moneda, a que estemos indignado por el ataque frontal al estado de bienestar llevado a cabo por cierta gentuza con la falsa excusa de que es inevitable recortar cifras multimillonarias en derechos sociales a la vez que nos han hecho soportar robos millonarios y espléndidos contratos para sus amiguetes, además de la privatización fraudulenta de servicios públicos y obras grandes y suntuarias cuya única finalidad era hacerse un homenaje a ellos mismos, todo ello llevado hasta extremos absurdos por dirigentes horteras, zafios y/o de perfil mafioso.   

Es urgente e imprescindible desbancar a los dos grandes partidos, algo absolutamente necesario para conseguir un país viable desde el punto de vista económico y social, y, hoy se dá la circunstancia de que eso es algo por primera vez posible en este país debido principalmente a la brillante irrupción en el escenario político de Pablo Iglesias y su gente. No podemos dejar escapar ni dejar de apoyar esta posibilidad real de cambio, esta ocasión que, desde la muerte del dictador, se nos presenta por primera vez.

La sociedad española necesitaba, toda, pero sobre todo las clases medias y los más desfavorecidos, una candidatura de unidad frente al corrupto sistema impuesto por las élites y esa candidatura parece posible porque I.U. (y otros, pero principalmente I.U) están entendiendo que lo importante no es que el gato sea negro o blanco, sino que cace ratones.

Todos sabemos y comprendemos que, para I.U., después de tantos años de esfuerzos y sacrificios, resulte duro ir a unas elecciones renunciando a sus siglas, unas siglas tan respetables como dignas. Es duro. Los que hemos sido votantes lo entendemos mejor que nadie, pero está claro que I.U. no se entiende muy bien porqué, tenía un techo electoral que últimamente rondaba el cinco por ciento, un techo que le condena a ser poco más que un cero a la izquierda en las instituciones del Estado. Dirigentes tan honestos, sólidos y preparados como Anguita, Llamazares, Cayo Lara o Alberto Garzón se han tenido que conformar con papeles secundarios en la política mientras que las Esperanzas Aguirres y los Carlos Fabras hacían su agosto en sus respectivos pesebres. De todos modos su labor está ahí, su experiencia también, y, es de suponer que puestas al servicio de una candidatura unitaria serán extremadamente útiles, como está pasando en los nuevos ayuntamientos con las candidaturas unitarias progresistas.

Ojalá se confirme dicha unidad y ese esfuerzo generoso, ese ejemplo de visión limpia de la política, se convierta en una parte fundamental del cambio que este país, este pueblo, nuestras gentes, necesitan. Ojalá.


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