Me borro

Viernes, 03 Julio 2015 21:09

Hace bastantes años, en 1992, asistí como tertuliano a un programa de la TV local de entonces. Eran los tiempos en que se discutía la conveniencia, o no, de aceptar el Tratado de Maastricht y sus consecuencias. Éramos tres los invitados y dos de ellos estaban convencidos de la idoneidad del proyecto y lo beneficioso que podría resultar para los españoles. Yo no tenía claro el panorama. Siempre recelo cuando veo que todo el sistema comunicativo del país se vuelca en algo, esta vez en la defensa de las bondades del tratado y de lo decisivo que aquello iba a ser para nuestra integración en Europa. En aquel momento la sociedad española estaba del lado de los europeístas y dispuesta a hacer lo que fuese para rechazar aquello de que “África empieza en los Pirineos”.  

Del otro lado habían muy pocas voces discordantes. Destacaba Julio Anguita quien una y otra vez repetía que Europa sí pero no la de los banqueros y comerciantes. Repetía machaconamente a quien le quería escuchar que, estudiado el tratado no se veían por ninguna parte los pueblos ni las personas, que ese tratado estaba hecho por y para los banqueros.

Aquella tertulia resultó muy sosa; me imagino que el conductor del programa pensó que había que llevar a alguien que discrepara y ese alguien creyó que debía ser yo. Pero en aquel entonces yo no tenía una opinión formada sobre el tema y por tanto ni discrepé ni alegué nada a favor ni en contra. Me temo que mi papel como posible “animador” del debate resultó muy oscuro.

Yo, hasta ayer, era un europeísta convencido, veía, como es natural, montones de defectos en la Europa que se estaba construyendo, pero la seductora idea de una Unión del viejo continente superadora de las viejas rencillas y guerras entre los pueblos de Europa era tan potente que me hacía desviar la vista de la mayor parte de los múltiples y variados defectos que constantemente van saliendo a la luz del día, el último: el secretismo y alevosía con el que los dos grandes partidos, los socialdemócratas y los populares, están negociando el tratado TTIP o lo que es lo mismo, la total pérdida de la soberanía popular frente a las multinacionales.

Hoy he decidido borrarme. He dejado de sentirme europeo, al menos en la forma en que me sentía. Es tan indecente y tan guarro lo de Grecia que, independientemente del resultado final de esta batalla contra Grecia, queda clara la absoluta falta de respeto que le merecen a esta gentuza de la Troika, la Merkel, el FMI y el BM las necesidades más elementales y los sufrimientos de todos los pueblos, no solo del griego.

Ya no tengo ni me queda ninguna duda: me borro.


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