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Lunes, 09 Junio 2014 01:20

 
Este mapa del tiempo es emitido por la Generalitat Catalana cada dia, este es el de hoy domingo dia 9 de Junio. Es un servicio gratuito para Baleares y Valencia, un favor que nos hacen. ¡¡Que jodidos!! 
 
Treinta años de formación fascista desde y en las escuelas, treinta años de propaganda en radio, prensa y televisión, han conformado un nacionalismo separatista en Cataluña. Quien no tiene el ideario del nacionalismo separatista, no es considerado catalán y por tanto sufre la discriminación y el desprecio de esas fanáticas hordas abanderadas con todos los signos del Fascio y el Nazio al completo.
 
Esta formación del espíritu nacionalista separatista desde la escuela, los partidos políticos y asociaciones, no es exclusiva de Cataluña, como tampoco fue exclusivo el fascismo en Italia o el nazismo en Alemania, ambas ideologías nacionalistas de razas superiores y diferenciadas al resto, se recreó por todo el mundo. Hoy en España se recrean estas ideologías fascistas en los nacionalismos separatistas, principalmente en Vascongadas, Navarra, Galicia y naturalmente en Cataluña.
 
El nacionalismo intransigente y separatista vasco, ha sido enormemente más sanguinario, violento y cobarde que cualquier otro nacionalismo, pero todos ellos menosprecian a los que no lo son. El verdadero triunfo del nacionalismo fascista, se ha basado en el dominio exclusivo del Sistema Educativo autonómico, una exclusividad proporcionada por el estado español, un estado miope e ingenuo. En Vascongadas, Cataluña, Galicia, y Navarra admitiendo sus programas de formación del espíritu nacionalista, mientras se asesinaba y reprimía a los ciudadanos no nacionalistas. El origen de los profesores de euskera-batua en las Ikastolas es de ideología nacionalista separatista en más del 80%, una mayoría del PNV y resto de partidos radicales Nacional-comunistas, o el hecho de que más del 65% de los maestros del sistema público de Cataluña sean de Esquerra Republicana. Ni Mussolini ni Hitler lo hubieran conseguido mejor.
 
Del mismo modo que se ha creado una conciencia nacionalista separatista (Para crear esta conciencia se crea al enemigo, al que se debe odiar, el que tiene la culpa, “La Puta España”) durante 30 años, de lavado de cerebros e inculcación de odios, difícilmente es corregible. La situación solo es dudosamente recuperable con la vuelta de la competencia educativa al estado español, el estado de todos y no de los que se arropan la pertenencia de una parte de este estado. Esto ya es un clamor en voz baja (hay miedo) en estas comunidades y en todo el estado. Esto es un clamor en millones de familias sometidas y de cuyos hijos se abusa con descaro forzándoles a despreciar la identidad de sus antepasados reales (no los inventados), la de sus conciudadanos españoles y adoptar la nacionalización obligatoria y excluyente a la que les obliga este nuevo fascismo identitario .
 
La situación en que quedarían, en caso de secesión, de los ciudadanos del País Vasco, Navarra, Galicia y Cataluña con sentimientos españoles, de los enormes intereses familiares, empresas, finanzas y propiedades… es sin duda de trágicas consecuencias. Consecuencia imprevisibles y con enorme seguridad nada halagüeñas, nada buenas y frente a la que no hay argumentos. Sólo cabe añadir que quizá no sea mejor su situación actual, ya que el objetivo último del nacionalismo vasco y catalán es la nacionalización (la vasquización y la catalanización) de los españoles que viven allí, con independencia y sin ella.
 
Un dia, martes 20 de febrero de 2001, Marta Ferrusola pronunció una anodina conferencia en un acto organizado por La Caixa de Girona ante un público mayoritariamente femenino, de edad madura y convergente. Según el corresponsal de lujo de El País, Antoni Puigverd, «todo cambió a la primera pregunta del respetable: ¿qué opina de la inmigración?». La primera dama se transfiguró y entonó «un discurso visceral que fluyó entre indignado y contenido, con abundantes exclamaciones (...) No sé si pretendía conquistar al auditorio. Era algo más intimo lo que le impulsaba a hablar hasta convertirse en una inconsciente vecina de Le Pen».
 
Las declaraciones xenófobas de la primera dama catalana, Marta Ferrusola, seguidas por el libro y las manifestaciones racistas del ex-President del Parlament de Catalunya y dirigente histórico de ERC, Heribert Barrera, desataron un vendaval de críticas y abrieron un interesante debate en la sociedad catalana sobre el concepto democrático de ciudadanía y sobre las relaciones entre nacionalismo y racismo. Y este es “republicano”, casi prefiero a un monárquico, son menos fascistas.
 
Para la primera dama, Cataluña se enfrenta, a «un alud muy distinto de las emigraciones de 50 años atrás» porque «la inmigración que ahora llega tiene una religión y una cultura distinta y quieren que se respete». Por ejemplo, a los kurdos embarrancados en la costa francesa no basta con acogerles y alimentarles, sino que encima «tiene que ser con su comida». Andando el tiempo, «las iglesias románicas ya no servirán y servirán las mezquitas» y no hará falta esperar mucho: «Ahora mismo esos los tenemos encerrados en las iglesias de Barcelona». La situación es peor que durante la gran emigración de los 60 -al fin y al cabo los andaluces son tan católicos como los catalanes, aunque la expresión cultural de su religiosidad sea distinta- y la lengua se puede aprender. La asimilación lingüística se rebela el factor esencial del proceso de «integración» del inmigrante y de su incorporación a la plena catalanidad. Así, Ferrusola expresó sus temores de que la inmigración actual aprenda únicamente el castellano y se sume a la masa de andaluces y extremeños, a los que dedicó estas palabras, mostrando una parte ínfima del dedo gordo: «ésa gente saben hablar el catalán muy bien y no hay que ceder ni así». Una actitud beligerante que ilustró con una anécdota de la infancia de sus hijos, cuando los llevaba al parque: «Hoy no puedo jugar, madre, todos los niños son castellanos».
 
De esto hace ya 13 años, hoy la “catalanización” de castellanos, andaluces y extranjeros es un hecho. Un hecho impuesto por el fanatismo nacionalista separatista. Y todo ello, todo este nuevo fascismo, ayudado por la izquierda. No es de extrañar, al fin y al cabo Stalin conformo el espíritu nacionalista militarista a imagen de Hitler… o mucho mejor.
 
Como muestra la guerra nacionalista en Ucrania. ¡Que hijoputas!

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Modificado por última vez en Lunes, 09 Junio 2014 12:20

 

 

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