El conflicto que se vive en AGC agota hoy su plazo legal, improrrogable según la reforma laboral introducida por el gobierno, para aplicar las nuevas condiciones de la plantilla. El fin de las negociaciones, sin embargo, no parece que se vaya a cerrar con un acuerdo, puesto que la matriz de la empresa rechazó ayer la propuesta de mitigar el recorte con la congelación del IPC en los salarios que había sido inicialmente bien acogida por las dos partes en negociación.
Si el día de hoy acaba sin acuerdo la legislación española marca que será decisión de la empresa imponer unilateralmente las nuevas condiciones laborales, o cerrar en falso el proceso y reabrir otro formalmente distinto, pero con los mismos contenidos, para retomar las negociaciones.
Los directivos de la multinacional no sólo han dejado ver, veladamente, la posibilidad de cierre de la empresa al asegurar que ya han cerrado una planta en Francia y aún les sobran dos hornos más en Europa, sino que también han advertido a los representantes de los trabajadores que una huelga no tendrá efecto en su decisión puesto que pueden permitirse trasladar la producción de la empresa a otros hornos europeos.