Bajar impuestos

Viernes, 12 Abril 2019 19:10

Hoy ha dado comienzo la campaña electoral para las elecciones generales y autonómicas. Aunque pueda parecer algo simplista, podría decirse que hay dos bloques, el que forman los partidos que quieren bajar los impuestos y el de los que defienden mantenerlos o, incluso, subirlos. La melodía de reducir los tributos es más pegadiza, suena mejor, de ahí que se recurra a este argumentario electoral como ‘elemento gancho’ para captar votos, pero, como dijo Esperanza Aguirre, esa gran neoliberal, nada es gratis, lo cual es rotundamente cierto.

No sé si se han fijado ustedes, pero ahora hay, poco más o menos, los mismos cotizantes a la Seguridad Social que en los tiempos previos a la crisis de 2008, sin embargo, antes se recaudaba para pagar cada mes a nuestros jubilados y, encima, sobraba dinero para engordar la hucha de las pensiones. Ahora ya no es así, se han creado las condiciones para que esto no suceda. Así es, la reforma laboral y la consiguiente precarización del empleo ha hecho posible este milagro. A menores salarios, gastos sociales más bajos para las empresas y, por consiguiente, menos recaudación por cuotas a la Seguridad Social. De esta manera, se puede afirmar, como se está haciendo, que las pensiones públicas ya no son sostenibles y, al no ser viables, hay que ir pensando en privatizarlas, en este caso, con un sistema de capitalización individual, parecido a lo que implantaron Friedman y Hayek en el Chile de Pinochet, una maravilla de la ‘factoría neoliberal’ que ha llevado a los pensionistas, después de toda una vida trabajando, a vivir en la miseria.

Ahora, con las bajadas de impuestos que están anunciando determinados partidos, si se llegarán a materializar, la recaudación del Estado caería a plomo, y como nadie habla de reducir el tamaño de la administración por la parte improductiva, a no mucho tardar nos enfrentaríamos a una sanidad pública insostenible, por lo que, cuando llegue el momento, nos mostrarán el camino de las fórmulas privadas. Es decir, contratar un seguro médico por 400 o 500 euros al mes para una familia, con una franquicia de 1.500 o 2.000 euros. Claro que, como todo forma parte de la sagrada libertad del individuo, la otra opción es la de no tener asistencia sanitaria. Si uno no fuma, no bebe, hace deporte y no lleva una vida libertina y disoluta, ¿para qué necesita un seguro médico? Qué tontería, ¿verdad?

Va a ser cuestión de tiempo, pero se trata de cerrar el paréntesis que se abrió en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se puso en marcha el llamado estado del bienestar. Al tiempo. Vamos directos al sistema americano, pero sin sus ventajas, que también las tiene.


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