Plaza del Sol

Viernes, 22 Febrero 2019 16:52

Lo que ha pasado con la Plaza del Sol es absolutamente inaudito. Que se medio arrase este lugar, se vaya a cubrir de cemento, y luego, para arreglarlo, se pongan cuatro maceteros, es, sin lugar a duda, ir a peor, a mucho peor. Cuando en tiempos del Gobierno del PP se remodeló ese espacio, ya se dieron pasos hacia atrás, pero con esta nueva intervención se le va a dar la puntilla definitiva. Lo mejor de todo es que se hace para que se pueda plantar la falla de la Plaza del Sol, que, al celebrar el 30 aniversario de la fundación de esta comisión fallera, van a echar la casa por la ventana con un monumento de mayores proporciones que, lógicamente, no cabrá en su habitual ubicación.

Pero como para todo se puede encontrar algún informe con el que justificar el estropicio, alegan, en defensa de esta actuación, que existen informes de Policía Local, Policía Nacional y de Bomberos, en los que se argumenta que el monumento plantado en la calle obstaculiza el paso al mercado y al aparcamiento subterráneo y que, por su proximidad a los edificios, el fuego recalienta las fachadas. Llama la atención que después de 29 años hayan caído en la cuenta, sobre todo porque coinciden esos informes con el hecho de que la Falla compite en la sección especial y necesita más espacio. Así que, ni corto ni perezoso, nuestro querido y nunca bien ponderado cuatripartito municipal ha tomado la decisión de reducir a la mínima expresión lo que queda de verde en este entorno, donde el cemento va a terminar por adueñarse de todo.

Me parece a mí que, para plantar la falla de manera digna, con el realce que merece, había algunas soluciones más adecuadas y mucho más compatibles con el interés general, pero como estamos en año electoral y aquí van a ver los votos que pueden arrancar del mundo fallero, pues se arrasa la emblemática plaza y a otra cosa. Cómo ha cambiado el cuento, los nacionalistas del Bloc, hoy Compromís, han pasado de negar que las fallas fueran cultura a rendirse a sus pies. Acuérdense de que fue el colectivo fallero precisamente el que, por dicho motivo, declaró persona non grata al entonces concejal de Cultura del Ayuntamiento de Sagunto, Manuel Civera.

Los vecinos, que no salen de su asombro, se conforman diciendo que como esa plaza estaba echada a perder, tampoco se va a perder gran cosa. El problema, naturalmente es que ese espacio estaba echado a perder como consecuencia del clamoroso abandono, que sufre esta y otras partes del núcleo porteño. Seguro que en la Glorieta de Sagunto no ocurren estas cosas.


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