Adoctrinados

Viernes, 01 Junio 2018 17:30

Algunos de los que ya tenemos una edad somos conscientes de que de niños fuimos adoctrinados como fascistas en su versión nacional-católica. También somos conscientes de que, parafraseando una frase conocida, se puede decir “Adoctrina, que algo queda”. Ello es algo que se nota mucho en mi generación, pero también en los jóvenes, no en vano han sido educados por nosotros. Así, el nacional-catolicismo se convirtió en un fardo que unos nos vamos sacudiendo poco a poco y que muchos ni siquiera han empezado a hacerlo. Estoy pensando en la marea de críticas que ha suscitado el famoso chalet Iglesias-Montero. Me voy a referir especialmente a las que se hacen desde una presunta posición de izquierdas. A ellas dedico esta columna.

Muchas de las críticas que se hacen desde estas posiciones demuestran en sí mismas que no se tiene la menor idea de lo que se habla. Un comunista no es una persona que piense que hay que repartir la pobreza: ese sería un buen cristiano; el comunista es aquel que está por que la riqueza se reparta. Repartir la riqueza en un mundo moderno no es dar lo mío y esperar que cuando yo necesite los demás ya me darán. No. Eso también lo haría un buen cristiano. El socialismo es otra cosa, se trata de una idea moderna y muy actual de reparto de la riqueza y de justicia social partiendo de la organización del Estado y de las Leyes. Es avanzar por el difícil camino de una útil y eficaz organización social para conseguir, a través del progreso científico y humanístico, un mundo cada vez más justo. Esto no nos lo han enseñado en las escuelas ni tampoco nuestros padres, por ello nos cuesta tanto entender que los socialistas, o los comunistas, (somos lo mismo) no hagamos alardes de pobreza o de estoicismo. Eso lo dejamos, con todo el respeto del mundo, para los buenos cristianos. Nosotros no tenemos dioses pero seguimos, críticamente siempre, a grandes pensadores como Marx, Engels, Gramnsci, Chomsky y otros para tomar de ellos lo que nos parece más inteligente y adecuado.

Somos conscientes de que nos equivocamos mucho, seguramente demasiado, pero desde el punto de vista intelectual y moral nos parece la única opción posible, aunque simplemente sea porque todo lo demás es mucho peor y está llevando a la Humanidad al desastre. Desde mi punto de vista no veo solución a los problemas sistémicos que padecemos, pero si hubiese alguna posible solo sería a través de la organización socialista de la sociedad. Si fuésemos capaces de apreciar la importancia de los problemas y obstáculos a los que nos enfrentamos no perderíamos ni un solo átomo de energía en discusiones estériles sobre la legitimidad de tener chalets.


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