Reflexiones

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Viernes, 18 Febrero 2011 01:00

Paso casi a diario por la calle Virgen del Carmen. El olvido administrativo que sufre su urbanismo es de varios lustros y la esperanza de sus moradores y transeúntes infinita. Pienso en las numerosas obras que (con euros del gobierno central y deudas del autonómico) se están realizando en nuestro pueblo. Entre otras, la reurbanización de la Alameda del Consell, la del paseo central de la Gerencia o la rotonda con fuente a la entrada del casco de Sagunto. La alameda no está brillante, pero comparada con el tramo norte de la calle que cito, es un lujo su reparación y no puedo evitar preguntarme si se va a renovar para dar otra vez lustre a la iglesia y/o mas motivaciones al promotor del presunto hotel (que ya fue motivado) que habría de ocupar el solar de la vieja Escuela de Aprendices de la que ahora, sin ella, se cumple su centenario. También se me ocurre que la obra en la Gerencia pueda ser para que nos hagamos, definitivamente, a la idea de que allí el gobierno valenciano nada de nada, y a ello dedicaron y dedican su esfuerzo P.P. local y S.P. Y claro, la rotonda con fuente debe ser para combinar su efecto con el que producen los camiones de Lafargue a su paso por ella, como parte que es  de la trama urbana del pueblo.

Aquí, en este punto, recuerdo el escrito firmado por nuestro alcalde (30-11-2010) en el que se quejaba de la oposición porque no quería pactar con él para pedir préstamos  e iniciar más obras y, enfadado, nos emplazaba a «todos y cada uno de los vecinos», a reflexionar. Mi primera reflexión es preguntarme por los criterios considerados para decidir las obras a realizar en el pueblo con el dinero que es de todos. Me respondo que con el que cada grupo político «quiere» a su pueblo y a sí mismo; con sus verdades y mentiras e incluso con las fantasías y ambiciones de sus dirigentes, y que pone en práctica cuando llega al Ayuntamiento con nuestros votos.

Y no es que, en general, esté en contra de las obras que se han hecho o se están haciendo (de algunas si, claro). No, es eso. Es que hay en nuestro pueblo muchas cosas por «obrar» y creo imprescindible un orden de prioridades para que las inversiones sean justas y éticas además de legales. Para que atiendan primero a la seguridad y necesidad cotidiana de las gentes y liberarlas del castigo del día a día inseguro, ruidoso, incomodo de calles y zonas como la citada. Mirad por ejemplo las muchas aceras en todo el pueblo (inexistentes o escasas) por las que no puede pasar nadie con un mínimo de seguridad, y que son auténticos casos de castigo al vecindario por la perversión y crueldad resultante de la forma de gastar el dinero público.

También es motivo de reflexión la enorme cantidad de dinero que el Ayuntamiento está gastando (y que dicen recuperaremos cuando vuelva la locura del ladrillo) en hacer el PAI del borde sur del Puerto. Es decir, el dinero «adelantado» del pueblo por haber liberado al Consell Valenciano de su compromiso de adquirir la Gerencia y realizar «el Campus de las Artes Escénicas». Serán entre cinco o seis millones de euros. A ellos sumar los casi 5 millones de euros por las tres sentencias que, con muchos años de intereses, son definitivas y debidas a un revuelto de errores (¿políticos? ¿de asesoramiento técnico o jurídico?) que nadie ha explicado y por el que nadie ha pedido perdón al pueblo con cuyo dinero hay que pagarlos. Aquí deben sumarse los  millones de euros a pagar a los dueños por el solar dotacional entre las calles de las islas, ríos y cabos y al que se le había encontrado una solución imaginativa. Menos mal.
La que fuera responsable de la hacienda municipal local con el gobierno anterior, ajustaba, en la edición de este periódico del 19 de octubre de 2010, en 25 millones de euros lo disponible para obras. Será por eso que su grupo ha acordado con el gobierno 7,892 millones de euros. Para pagar las sentencias y hacer más obras. ¿En qué quedamos? ¿Hay o no hay dinero? ¿No es confuso el conjunto de datos que se publicitan por unos y otros? Pero además, los cartelones que anuncian las obras indican cantidades a veces muy superiores a las reales. ¿De verdad tenemos información suficiente al respecto? ¿Se hacen las obras más oportunas para el bienestar cotidiano del vecindario? ¿Tendríamos que participar en la selección de las mismas? ¿Hace falta algún mecanismo que difunda con claridad suficiente el estado de los ingresos y gastos públicos?
PD. Tenemos muchas rotondas, pero cada día hay más coches aparcados en esquinas, aceras, pasos de cebra, doble fila….¿reflexionamos sobre ello?

Antonio Morcillo Gimenez

Modificado por última vez en Viernes, 18 Febrero 2011 01:00

 

 

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