Creo que a nadie se le escapa, si son trabajadores que, esta profunda crisis que estamos pasando actúa sobre nosotros como un rodillo.
Parece ser que todos los males de nuestro país, e incluso de la economía mundial, son culpa de los trabajadores y de sus relaciones laborales. Nadie más tiene culpa alguna, y por consiguiente es sobre ellos, donde hay que poner el acento por «su culpabilidad».
Actuemos pues, dicen los grandes gurús de la economía y del capital. ¿Qué podemos hacer? Veamos, que tal si:
- A los funcionarios les rebajamos los salarios un 5% y para el próximo año les congelamos los salarios.
- Podríamos, apuntan también, a los parados quitarles eso 400 y pico de euros.
- O quizás también podríamos reducir o eliminar la ayuda para las personas dependientes.
-Podríamos incluso cambiar el modelo que regula el trabajo. Modificar los tipos de contratos. El contenido de los convenios colectivos, o mejor, si se puede los eliminamos…
y otras lindezas más que creo que todos conocemos.
Y estos salvadores de la patria, seguramente trabajadores intelectuales fuera de convenio, y sin necesidad de año a año reivindicar ningún tipo de mejora, piensan que con todo lo anterior, aún no es suficiente castigo para los «culpables de la crisis». Deben de dar una vuelta más de tuerca.
¿Qué podríamos hacer? Bueno, como ya les cambiamos el modelo laboral, ahora podríamos actuar sobre sus pensiones, esas a las cuales se supone que tienen derecho tras unos muchos años de cotización. Veamos, que tal si:
Les aumentamos en dos años, de 65 a 67 la edad de jubilación, que son dos añitos de nada…
- Podríamos proponer que para el computo de su jubilación, no sólo tener en cuanta los 15 últimos años (pues ahí igual cobraban más) que podríamos pasar a 20 ó 25 años y si hace falta toda su vida laboral, así aun será mas barata su jubilación.
- Para que tengan derecho a la pensión máxima, pidámosles un mínimo de 35 o más años de cotización.
- Dejemos abierta la propuesta de que si, la expectativa de vida va en aumento, esa edad de jubilación pase de 67 hasta 70 y subiendo…, aunque nadie se pregunta cuál será la calidad de vida de ese trabajador a esa edad. ¿Llegará a disfrutar es pensión, o…?
- Y claro, si con todo esto no es suficiente, nos quedan los impuestos, un poquito más…, que más da
En algún sitio leí que la banca, con maniobras no muy dignas ni éticas, realizó grandes negocios con bonos de, no se ni cómo calificarlos, lo dejaré en dudosos, aunque les viene bien el título de: basura. Que se apuntó, cómo no, al boom del ladrillo.
Animó al consumo loco de la familia: no pida usted 10, pida 20 ó 30 yo se lo doy, ya me lo devolverá. (Hoy la deuda de las familias alcanza la cifra de casi 700 millones de euros de). Igual práctica con la empresa, no había fondo ni control. Consecuencia directa, entre la deuda de las familias y las empresas este país, tiene cerca de 2.2 billones de euros ahí pendiente de deuda…, casi nada.Y así mil y una práctica más que todos conocemos, en donde la banca y alguna patronal se sintieron felices en ese caldo de cultivo.
¿Y ahora qué? ¿Quién lo paga? La banca, el gran capital… estos, pasan palabra.
No sólo la pasan, sino que encima piden ayuda. Y claro alguien la tiene que dar, y ese alguien de algún sitio lo tiene que tomar.
Me pregunto: ¿Qué esfuerzo ha realizado la banca para aportar ayudas? Ganar menos millones, pero sigue ganando, para eso es la banca y…, no va más.
¿Quién les ha exigido rectificaciones o modificaciones? Supongo que no serán solo las uniones y sus consecuentes EREs. Y sin que tengan culpa sus trabajadores, pues como dice el Ministro de Trabajo, es legal, con lo que cae, y unos señores/as con 55 años prejubilados y parte de su coste corre a cuenta del resto de trabajadores sin estas prebendas. ¿Es justo? Ya sé que es legal, ¿pero y justo? Y no sólo la banca, sino las grandes multinacionales, esos protagonistas que parece ser que no tienen culpa alguna de esta situación de crisis.
Y si lo que dicen los gurús de la economía, los grandes entendidos, que hay que hacer estas cosas, obviamente hay que contar con los representantes de la sociedad, los políticos. Ellos deben legislar y dar las normas a estas «urgentes e inaplazables» reformas que sin ellas el sistema caería. Por cierto ¿Qué sistema y el de quién?
Ellos, los políticos, para dar ejemplo, también han tocado su tema de jubilaciones y pensiones. Sólo que con «algún pequeño y nada importante matiz», por ejemplo, los años necesarios para tener derecho a pensión, sólo pasan de 35 a 7 para ellos. Y obviamente pensión máxima. Y su vida laboral para cotizar, es más que suficiente con esos 7 años. Manda huev… Y ellos, así tranquilamente nos dicen que son precisas estas medidas para un mejor futuro. Mejor futuro ¿de quién?
Y lo más triste de todo es que me temo que esto no acaba aquí. Es como un punto y seguido. No sabemos dónde esta el fin.
Aunque la pregunta del millón, sin desear ser alarmista sería: ¿Cuánta capacidad de aguante tiene la sociedad? Y por cierto: ¿Cuándo se incorporaran al mundo laboral nuestros hijos, si nuestra vida laboral termina a los 65 años y aumentando?
Pero aun así, aún nos queda la voz y el voto. Algún día quizás gritemos, y algún día también ejerceremos el derecho democrático del voto, para unos y para otros…, para todos. Y para los sindicatos, el deseo de que recuperen la voz de esa afonía tan prolongada.
Parece ser que todos los males de nuestro país, e incluso de la economía mundial, son culpa de los trabajadores y de sus relaciones laborales. Nadie más tiene culpa alguna, y por consiguiente es sobre ellos, donde hay que poner el acento por «su culpabilidad».
Actuemos pues, dicen los grandes gurús de la economía y del capital. ¿Qué podemos hacer? Veamos, que tal si:
- A los funcionarios les rebajamos los salarios un 5% y para el próximo año les congelamos los salarios.
- Podríamos, apuntan también, a los parados quitarles eso 400 y pico de euros.
- O quizás también podríamos reducir o eliminar la ayuda para las personas dependientes.
-Podríamos incluso cambiar el modelo que regula el trabajo. Modificar los tipos de contratos. El contenido de los convenios colectivos, o mejor, si se puede los eliminamos…
y otras lindezas más que creo que todos conocemos.
Y estos salvadores de la patria, seguramente trabajadores intelectuales fuera de convenio, y sin necesidad de año a año reivindicar ningún tipo de mejora, piensan que con todo lo anterior, aún no es suficiente castigo para los «culpables de la crisis». Deben de dar una vuelta más de tuerca.
¿Qué podríamos hacer? Bueno, como ya les cambiamos el modelo laboral, ahora podríamos actuar sobre sus pensiones, esas a las cuales se supone que tienen derecho tras unos muchos años de cotización. Veamos, que tal si:
Les aumentamos en dos años, de 65 a 67 la edad de jubilación, que son dos añitos de nada…
- Podríamos proponer que para el computo de su jubilación, no sólo tener en cuanta los 15 últimos años (pues ahí igual cobraban más) que podríamos pasar a 20 ó 25 años y si hace falta toda su vida laboral, así aun será mas barata su jubilación.
- Para que tengan derecho a la pensión máxima, pidámosles un mínimo de 35 o más años de cotización.
- Dejemos abierta la propuesta de que si, la expectativa de vida va en aumento, esa edad de jubilación pase de 67 hasta 70 y subiendo…, aunque nadie se pregunta cuál será la calidad de vida de ese trabajador a esa edad. ¿Llegará a disfrutar es pensión, o…?
- Y claro, si con todo esto no es suficiente, nos quedan los impuestos, un poquito más…, que más da
En algún sitio leí que la banca, con maniobras no muy dignas ni éticas, realizó grandes negocios con bonos de, no se ni cómo calificarlos, lo dejaré en dudosos, aunque les viene bien el título de: basura. Que se apuntó, cómo no, al boom del ladrillo.
Animó al consumo loco de la familia: no pida usted 10, pida 20 ó 30 yo se lo doy, ya me lo devolverá. (Hoy la deuda de las familias alcanza la cifra de casi 700 millones de euros de). Igual práctica con la empresa, no había fondo ni control. Consecuencia directa, entre la deuda de las familias y las empresas este país, tiene cerca de 2.2 billones de euros ahí pendiente de deuda…, casi nada.Y así mil y una práctica más que todos conocemos, en donde la banca y alguna patronal se sintieron felices en ese caldo de cultivo.
¿Y ahora qué? ¿Quién lo paga? La banca, el gran capital… estos, pasan palabra.
No sólo la pasan, sino que encima piden ayuda. Y claro alguien la tiene que dar, y ese alguien de algún sitio lo tiene que tomar.
Me pregunto: ¿Qué esfuerzo ha realizado la banca para aportar ayudas? Ganar menos millones, pero sigue ganando, para eso es la banca y…, no va más.
¿Quién les ha exigido rectificaciones o modificaciones? Supongo que no serán solo las uniones y sus consecuentes EREs. Y sin que tengan culpa sus trabajadores, pues como dice el Ministro de Trabajo, es legal, con lo que cae, y unos señores/as con 55 años prejubilados y parte de su coste corre a cuenta del resto de trabajadores sin estas prebendas. ¿Es justo? Ya sé que es legal, ¿pero y justo? Y no sólo la banca, sino las grandes multinacionales, esos protagonistas que parece ser que no tienen culpa alguna de esta situación de crisis.
Y si lo que dicen los gurús de la economía, los grandes entendidos, que hay que hacer estas cosas, obviamente hay que contar con los representantes de la sociedad, los políticos. Ellos deben legislar y dar las normas a estas «urgentes e inaplazables» reformas que sin ellas el sistema caería. Por cierto ¿Qué sistema y el de quién?
Ellos, los políticos, para dar ejemplo, también han tocado su tema de jubilaciones y pensiones. Sólo que con «algún pequeño y nada importante matiz», por ejemplo, los años necesarios para tener derecho a pensión, sólo pasan de 35 a 7 para ellos. Y obviamente pensión máxima. Y su vida laboral para cotizar, es más que suficiente con esos 7 años. Manda huev… Y ellos, así tranquilamente nos dicen que son precisas estas medidas para un mejor futuro. Mejor futuro ¿de quién?
Y lo más triste de todo es que me temo que esto no acaba aquí. Es como un punto y seguido. No sabemos dónde esta el fin.
Aunque la pregunta del millón, sin desear ser alarmista sería: ¿Cuánta capacidad de aguante tiene la sociedad? Y por cierto: ¿Cuándo se incorporaran al mundo laboral nuestros hijos, si nuestra vida laboral termina a los 65 años y aumentando?
Pero aun así, aún nos queda la voz y el voto. Algún día quizás gritemos, y algún día también ejerceremos el derecho democrático del voto, para unos y para otros…, para todos. Y para los sindicatos, el deseo de que recuperen la voz de esa afonía tan prolongada.
Manuel Sastre
