Ni el dinero, ni nada

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 22 Julio 2022 21:03

En el tiempo que llevan gobernando, y son ya siete años, no ha habido ocasión en que este Consell del Botànic haya destacado por su don de la oportunidad. Hacer las cosas a destiempo, resulta tan ineficaz como no hacerlas, y más aún cuando se trata de imponer nuevos tributos que minoran, sin duda, la capacidad de gasto de los consumidores, sean quien sean y vengan de donde vengan.

Viene esto a cuento del recién aprobado proyecto de implantación de la tasa turística en los municipios de la Comunidad Valenciana. Es cierto que solo en aquel que quiera, de forma voluntaria, pero, hasta ahora, no existía, ni existe ahora tampoco, la necesidad de implantarlo en ninguno.

A un sector resentido tras la crisis de la COVID-19, que no ve el momento de equilibrar sus cuentas con todo lo sufrido, solo le falta que se grave a sus clientes con un cargo más, que solo sale de la chistera de quienes aún no han sido capaces de entender que, en esta Comunidad, gran parte de nuestra vida y nuestro negocio procede del turismo.

Pueden contarnos las historias que quieran, y vestir este nuevo invento de cualquier color, pero, al final, no deja de ser un factor disuasorio para quienes tengan que elegir visitar nuestra Comunidad o cualquier otra que pueda competir con nosotros en materia turística.

Una vez más, el PSOE adopta políticas que son difíciles de comprender en su ideario, a cambio de contentar a sus socios de gobierno, cuyo ideario es realmente difícil de comprender. Una vez más, el Botànic es rehén de quienes anteponen su ideología a la prosperidad del futuro de los valencianos.

¡¡Que no nos cuenten excusas!! La tasa turística no llega para que quienes nos visiten paguen impuestos y los valencianos nos los podamos ahorrar. En ningún momento, la propuesta que aprobaron esta semana Les Corts, conlleva una rebaja en ningún otro concepto tributario, de esos que son competencia de nuestra Generalitat. Los valencianos pagaremos, con la implantación de esta tasa, los mismos tributos que antes pagábamos, salvo que salgamos a pasar unos días en cualquier hotel de la Comunidad, cuando pagaremos, además, la tasa como cualquier otro turista.

Personalmente, prefiero que propios y visitantes, cuando salgamos a nuestras vacaciones, dejemos el dinero en compras, tiendas, restaurantes o chiringuitos y, a ser posible, en el pequeño comercio local, que en impuestos de destino indefinido. A la economía la mueve el consumo, y la excesiva tributación a que se nos somete, desde todas las Administraciones, solo hace que la renta disponible en las familias minore y el consumo se vea resentido con ello. Y no es solo cuestión de que los comercios ganen menos, que no es poco, sino que sus empleados puedan o no seguir trabajando o pasen a formar parte de las listas del desempleo, con el consiguiente desgaste personal y gasto para las arcas públicas.

Poco más hay que decir cuando el propio secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, uno de los grandes conocedores del sector, y que no lleva poco tiempo en esto de la política, se opone de manera frontal a la implantación de esta nueva medida. Colomer le ha dicho a Ximo Puig lo que el President no ha sido capaz de decir a sus socios de gobierno. En la Administración se está para mejorar la vida de los ciudadanos, no para hacer de la ideología su libro de ruta. Y menos aún, para sacar adelante medidas que solo obedecen al radicalismo de un partido que, por mucho que se empeñe, sigue siendo minoritario.

Queda por delante la tramitación parlamentaria, con todo lo que eso conlleva. Especialmente, tiempo para pensar y reflexionar acerca de por qué ya son numerosos alcaldes los que se han posicionado en contra de esta tasa, por cierto, como tantas otras cosas, copiada de los vecinos del norte. Si tan positiva fuese para nuestro turismo, ni sería voluntaria ni nadie se posicionaría en contra de ella.

A simple vista, y sin necesidad de más análisis, es un nuevo atentado contra el sector que más aporta a nuestro PIB, un nuevo factor disuasorio a los turistas que nos eligen frente a otros destinos que pueden competir con nosotros y, en definitiva, un nuevo torpedo a la línea de flotación del sector turístico valenciano. Aún estamos a tiempo de que esta ocurrencia no dañe más a un sector en plena recuperación tras todo lo que ha pasado, pero si se le siguen poniendo trabas, al final nada valdrá: ni el dinero, ni nada.

Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

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