Con todo el calor

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 25 Junio 2021 21:01

No es novedad que, con San Juan, se estrena el verano, como tampoco lo es ya, por desgracia, que la celebración no pueda hacerse a la orilla del mar en prevención de aquello que sigue siendo necesario evitar.

El verano de 2021 se nos presenta similar a lo que fue el de 2020. Con todo lo que se ha podido avanzar en la prevención y lucha contra el coronavirus, no podemos olvidarnos de aquello que es más importante: la precaución y el extremo seguimiento de las medidas de prevención.

No es mala noticia que podamos salir a la calle sin mascarilla, pero de nosotros depende que esa sea una medida definitiva o tan solo temporal. Tampoco la llevamos en el verano pasado y, al final, este invierno ha sido mucho más duro de lo que entonces podíamos imaginar. El enemigo no es débil ni la lucha fácil y, si no lo afrontamos como un objetivo común, somos mucho más vulnerables de lo que pensamos.

Hasta hoy, el coronavirus ha indultado a todos los que aquí seguimos, pero se ha llevado por delante muchas, demasiadas, vidas que, en ningún momento, pensaron poderse ver comprometidas por esta pandemia. Seamos precavidos para que no se hable de nosotros en pasado al iniciar el verano próximo.

Por cierto, hablando de indultos, las últimas semanas han venido marcadas por la más que anunciada gracia a los condenados por el Procés catalán. No voy a decir si me parece bien o mal, sobre todo porque no creo que a nadie se le suscite la duda al respecto, pero sí que es necesario incidir en el fraude que supone para un electorado que optó por unas siglas políticas ante la promesa de que ese indulto nunca llegaría a realizarse. No es la primera vez que la evolución del día a día provoca serios virajes en las propuestas electorales, pero, en este caso, nada ha cambiado desde que Sánchez se comprometió a hacer justo lo contrario de lo que ha acabado haciendo. El sillón de Moncloa parece tener cierto imán y era de esperar el “donde dije digo, digo Diego”, tan habitual, por otro lado, en el Rey de las Cumbres Efímeras.

Ahora bien, no deja de intrigarme qué es lo que pretende Sánchez con esta maniobra. Si su objetivo es aguantar en la Moncloa (y no dudo que no lo sea) no era necesaria esta concesión que compromete el presente y futuro del Estado de Derecho. No deja de ser cierto que el apoyo de los partidos independentistas fue necesario, en su día, para la investidura, pero no lo es, ni de lejos para evitar una salida precipitada del Palacio. Ni de lejos, en el espectro del actual Parlamento, veo opción alguna de que prosperase una moción de censura. Por mal que Sánchez pudiese quedar con los sucesores de Puigdemont, no entra en ninguna quiniela la opción de juntar a Vox y PP con Bildu, ERC, Podemos,… Eso solo fue capaz de hacerlo Sánchez y él sabe, sobradamente, que su continuidad no está en absoluto comprometida hasta que él decida convocar elecciones.

Sin embargo, las consecuencias de considerar indultable un ataque al Estado como el que llevó a la condena de los procesados pueden ser mucho más graves que la propia continuidad de este señor en la Presidencia del Gobierno. Al final, viene a situar la política por encima de la legalidad, cuya Carta Magna es la Constitución que votaron los españoles en 1978, por mucho que a algunos les dé por restarle credibilidad y solidez. No es consentible que los intereses políticos estén por encima de los del Estado y que se reste importancia a la intención consolidada de fraccionarlo o destruirlo. Al final, la obligación máxima de quienes nos dedicamos a la política debe ser siempre salvaguardar el interés de todos porque, al final, los españoles somos parte fundamental del Estado al que pertenecemos. Habría que empezar, sin más demora, a reflexionar cómo hacer que las mayorías interesadas no condicionen los intereses de la mayoría, evitando así, que los gobernantes, sean del color que sean, anticipen el interés de su gobierno al de su futuro político.

El verano, con todo su calor, derretirá todo esto hasta el punto de que pocos recuerden, a la vuelta en septiembre, lo que ha pasado estos días. Tampoco los tiempos van a dejarse en manos de la casualidad y, entre indultos, calores, mascarillas y Eurocopa de fútbol, cada uno sabrá lo que le resulta más interesante, por mucho que no sea lo que acabe defendiendo sus verdaderos intereses. Al fin y al cabo, con más o menos calor, no podemos ignorar que la realidad sigue y que, por mucho que nos guste volver a vernos las caras completas, el futuro se sigue acercando para lo bueno y para lo malo.

Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

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