Si pudiéramos poner en una balanza los momentos buenos y malos a lo largo de nuestra vida, siempre que sepamos distinguir de verdad cuales son unos y otros y el peso que tiene cada uno de ellos, y según el resultado que nos diera, ¿ nos ayudaría a saber lo que tenemos que hacer de ahora en adelante? Y si consiguiéramos saberlo, ¿ tendríamos la fuerza de voluntad para ponerlo en práctica?

Y es que tanto usted como yo sabemos distinguir lo bueno de lo que no lo es, pero parece que nuestra cabeza tiene una especie de vicio e inclinación para pensar con más facilidad en lo negativo que al contrario. Debe ser que irnos hacia lo bueno nos cuesta más esfuerzo mental y voluntad, y así nos vamos por lo trillado en vez de “hacer camino al andar “ como dijo nuestro poeta”, y nos sentimos más cómodos

Eso de pensar en lo que tenemos y no en lo que nos falta, es un ejercicio de musculación mental difícil de aprender en el gimnasio en el que practicamos todos los días , y no será porque no sabemos qué es lo que más nos conviene, sino porque es más fácil llorar que reír, y buscar consuelos y escusas que dar ánimos e ilusiones tanto a nosotros mismos como a los demás. Deberíamos hacer un esfuerzo y al menos, equilibrar las emociones.

Luis Ballester Moreno